Hong Kong, entre la tradición y la modernidad III

VISITA AL BUDA TIAN TAN, MONASTERIO PO LIN, TAI O Y LA AVENIDA DE LAS ESTRELLAS

    Una de las visitas más esperada y que más nos atraían del viaje a Hong Kong era la del Monasterio Po Lin y su enorme Buda Tian Tan,  ciento cuarenta metros separan el monasterio de las escaleras que dan acceso al Gran Buda . El complejo religioso está situado en la isla de Lantau, la mayor de las islas periféricas y con el doble de tamaño que la de Hong Kong.
Para llegar hasta allí, primero cogimos el metro hasta la parada de Tung Chung station en la isla de Lantau, al llegar a la estación y como el cable car de Ngong Ping 360 estaba cerrado por mantenimiento, nos quedamos con las ganas de viajar en su espectacular teleférico y poder divisar al Gran Buda desde las alturas, así que nos tuvimos que conformar con llegar por tierra y tomar el bus 23 que nos acercó hasta el pueblo de Ngong Ping, donde se encuentran el Buda Tian Tan y el monasterio de Po Lin. Nada más bajar del bus, se puede apreciar la imagen del Buda en lo alto, asomando entre la vegetación, la primera impresión que te causa es de grandiosidad.

El Buda Tian Tan rodeada de vegetación y con una estupa delante

268 escalones separan al Buda

   El Buda Tian Tan, es la mayor imagen sedente exterior de Buda en el mundo, realizado en cobre y formado por doscientas dos piezas, fundidas en la localidad de Nankí. Su construcción se inició en 1990, fueron necesarios tres años para finalizar su fundición. El gigantesco Buda mide treinta y cuatro metros y pesa doscientas cincuenta toneladas. Antes de acceder a los escalones que conducen al Buda Tian Tan, se pasa por una taquilla, donde puedes adquirir unos menús vegetarianos, pero no es obligatorio para entrar al complejo. Poco a poco, fuimos subiendo con parsimonia los doscientos sesenta y ocho escalones, que nos separaban del Buda, mientras íbamos admirando con detalle la grandiosidad del Buda Tian Tan y el paraje natural en el que se halla, la meseta Ngong Ping y el pico Lantau. Cuando llegas arriba puedes deambular por la terraza panorámica que rodea la figura del Buda, para admirarlo desde más cerca o contemplar las vistas que te ofrece la terraza del entorno.

Acercándonos al Buda Tian Tan

Parada en el camino hacia el Gran Buda

El Buda Tian Tan cargado de simbolismo

    La estatua del Buda Tian Tan descansa sobre una base de hojas de loto, la posición de sus manos están llenas de simbolismo,  su mano derecha alzada representa la intención de Buda de acabar con el sufrimiento de la humanidad y su mano izquierda con la palma levantada, que reposa sobre su muslo simboliza la compasión de Buda, para lograr la felicidad de la gente. El icono sobre su pecho, similar a la trístemente célebre esvástica nazi, simboliza la eterna presencia y la compasión de Buda. El Buda Tian Tan está rodeado de seis Bodhisattvas de bronce que le ofrecen sus ofrendas y que forman un marco incomparable para la imagen del Buda. Completa el conjunto, un pequeño museo en la base sobre la que reposa el  gran Buda. Terminada la visita hay que descender los escalones hasta la base y continuar en línea recta hasta el Monasterio, se accede al recinto tras pasar una puerta de entrada en forma de arco.

Primer plano del Gran Buda

Bodhisattvas que ofrecen sus ofrendas a Buda

   

Interior del templo principal con los tres Budas

     El Monasterio Po Lin significa "loto precioso" fue fundado en 1906,  por tres maestros de la escuela budista Zen, Da Yue, Dun Xiu y Yue Ming, los cuales provenían de la provincia de Zhejiang, situada al este de China. En el monasterio destaca el templo principal, ricamente ornamentado, con tallas realizadas en madera, frescos con alegres colores en los dinteles y en las ventanas, faroles con forma de bulbo que cuelgan de los techos y todo ello presidido en el centro por las imágenes de tres Budas de bronce, que representan la vida pasada, presente y futura. Cuando visitamos el  templo tuvimos la suerte de coincidir con el momento a la oración de varios monjes, seguida muy de cerca por la mirada curiosa de los viajeros que nos encontrábamos presentes. Completa el complejo monástico, la casa donde viven los monjes y los comedores donde se sirve la comida vegetariana.

Entrada al templo principal

Monjes orando en el templo

   

Tai O con los característicos palafitos

    Tras la visita al Monasterio tomamos el bus 21 que nos llevó a Tai O, viejo pueblo pesquero con una larga historia, que ha sabido conservar las tradiciones, es también conocido con el sobrenombre, un tanto exagerado, de la Venecia de Oriente. En su época dorada fue el puerto más próspero del delta del río Pearl. Durante muchos años, la principal actividad de Tai O ha sido la pesca y la producción de sal. Iniciamos la visita en el puerto, donde varios barcos pesqueros amarrados esperaban para faenar. Un pequeño tenderete, ofrecía un pequeño tour a precio irrisorio en kaido, embarcación de motor, que incluía un paseo por los palafitos y un avistamiento de delfines, pero, como me reconoció la vendedora eran casi imposible de ver, así que elegimos patear el pueblo por nuestra cuenta. A continuación, nos acercamos al animado mercado pesquero, varios puestos al aire libre de venta de pescado seco se distribuyen a lo largo de la calle, más adelante se convierte en un mercado callejero, en el que se vende diferentes productos, dulces, comida, ropa , juguetes... Seguimos la ruta, caminando paralelos al río donde destacan los palafitos, destartaladas viviendas descansan sobre pilares o estacas en el agua.

Embarcaciones pesqueras en Tai O

Mercado de pescado en Tai O

Detalle de la cornisa del templo de Kwan Tai

    En nuestro paseo por Tai O, visitamos el templo de Kwan Tai, construído en el reinado de Hong Zhi de la dinastía Ming, es el templo más antiguo del pueblo. Está dedicado a Kwan Tai, militar con rango de general y  dios de la Guerra, sus devotos creían que les protegía de los malos espíritus.
Seguimos el cauce del río, donde pequeñas casas construídas en latón, nos mostraban la cara más pobre y reprimida del pueblo, tras pasar un pequeño parque con vistas al río, estampa que estaban intentando captar dos pintores en sus lienzos, llegamos al siguiente templo que visitamos, Yeung Hau Temple, construído en 1699, en honor a un oficial de la dinastía Sung, llamado Yeung Hau. De regreso, callejeamos un poco por el interior del pueblo, nos detuvimos en un puesto de una pastelería en la que la gente guardaba cola, y como los dulces que vendía estaban recién hechos y tenían buena pinta, decidimos probarlos,  eran como buñuelos, 6 dólares hongkonianos la unidad y estaban para chuparse los dedos !!

Interior del templo Yeung Hau

Pintor captando la imagen de Tai O

El hotel Península

   Ya de vuelta a la península de Kowloon, bajamos en la parada de metro de Tsim Sha Tsui, en la bulliciosa calle de Nathan road que debe su nombre a Matthew Nathan, gobernador de Hong Kong entre los años 1904 a 1907. Cientos de tiendas se concentran en el paraíso consumista por antonomasia. Nos acercamos con curiosidad hasta las conocidas Chungking Mansions, "las chukis mansión" para los amigos, varios hostales caracterizados por su ínfima calidad y mínimo tamaño se concentran en un edificio, dentro de un ambiente lo más parecido a un zoco. Nuestra siguiente parada fue el contraste absoluto, llegamos al Hotel Península, hotel emblemático de la ciudad que representa el lujo colonial que aún perdura en Hong Kong. Fue inaugurado en 1928. Aprovechamos la visita para recorrer su lujoso vestíbulo y pasear por su galería comercial en la que se suceden las tiendas de las marcas más exclusivas.

Las Chungking Mansions, sálvese quién pueda !!

Vistas del skyline desde la Avenida de las Estrellas

     Nuestra última visita del día fue la Avenida de las Estrellas, situada junto al puerto en Tsim Sha Tsui Promenade, placas y huellas de los actores más conocidos del séptimo arte hongkonés se extienden a lo largo del paseo, destacando la del actor de Hollywood Jackie Chan, que tiene su propia tienda de souvenirs en el paseo y la estatua de Bruce Lee. Pero, el principal aliciente no son las placas ni las huellas de los actores, si no las magníficas vistas que se tienen del espectacular skyline de Victoria Harbour desde la Avenida de las Estrellas. A pesar del frío que hacía, esperamos pacientemente a las ocho de la noche, hora en la que comenzaba la sinfonía de luces y sonido, más de cuarenta rascacielos y edificios se van iluminando siguiendo una coreografía musical. El espectáculo dura catorce minutos y se repite todos los días del año, a la misma hora.

Con vistas al skyline de Victoria Harbour

Estatua de Bruce Lee en la Avenida de las Estrellas

Sinfonía de luces y sonido