Praga, una joya en el corazón de Europa I

LLEGADA A PRAGA Y PRIMERA TOMA DE CONTACTO CON LA CIUDAD ANTIGUA

     Cuenta la leyenda que hace muchos años, en las lejanas tierras de Croacia del norte, vivían dos hermanos Cech y Lech, aconstumbrados a vivir en paz y a cultivar las fértiles tierras, pero las guerras civiles empezaron a  asolar el país por lo que decidieron dejarlo todo e irse con su familia en busca de mejor fortuna. Caminaron durante muchos días por  bosques, pantanos, atravesaron los tres grandes ríos el Oder, el Elba y el Moldava, llegando a tener que enfrentarse con la población local. Cuando las fuerzas empezaban a flaquear, llegaron a una llanura fértil en medio de la cual se levantaba un monte de gran altura, el Rip, a Cech le gustó el lugar,  bendijo la tierra y decidió establecerse para siempre junto con su familia. En su honor, la tierra fue denominada Chequia, Cechy.

Praga nos recibió con una intensa nevada

     La primera imagen que vieron nuestros ojos al aterrizar el avión en Praga, fue una impresionante nevada, un manto blanco cubría el aeropuerto, ante la sorpresa e incredulidad de los pasajeros que miraban por las ventanillas del avión cómo en octubre podía estar nevando con tanta intensidad. El aeropuerto Václav Havel, situado a 17 km del centro de la ciudad, debe su nombre al primer presidente de la República Checa tras la Revolución de Terciopelo de 1989, que acabó de una forma pacífica con largos años de férrea dictadura comunista. Unos días antes de nuestra llegada habíamos estado dudando cómo llegar a nuestro alojamiento si utilizar la combinación de transporte público, pero afortunadamente habíamos decidido contratar un transfer privado que por el módico precio de 20 euros nos llevó en 30 minutos hasta nuestro hotel, gracias a ello nos salvamos de tener que caminar entre la nieve... El hotel donde nos alojamos en Praga fue el King Charles Boutique Residence situado en el barrio de Vysehrad, si queréis buscar hoteles en Praga, os recomendamos que uséis Trivago. El hotel ocupa un edificio histórico rehabilitado de 1913, con amplias habitaciones decoradas con mobiliario de época y muy bien comunicado con tranvía con el centro histórico, sin duda una buena elección.

Habitación con mobiliario de época en el hotel King Charles Boutique Residence

Vistas del Castillo y la Catedral desde un mirador del río Moldava

     A pesar del intenso frío y la fuerte nevada, decidimos dar una vuelta por el centro histórico y tener la primera toma de contacto con la ciudad, tras comprar el billete de metro, 24 coronas, en una tienda de comestibles situada enfrente de la parada, en los días siguientes pudimos comprobar lo díficil que sería encontrar una tienda o máquina donde vendiesen los tickets a excepción de las estaciones de metro que cuentan con quioscos o máquinas habilitadas a tal efecto, con el billete en la mano subimos al tranvía 24, tras ticar el billete en una pequeña máquina situada en el vagón y nos bajamos en la parada de Staromestka situada junto al río Moldava y a pocos metros del puente Carlos. Caminamos bajo la intensa nevada y el frío hacia el corazón de la ciudad antigua por la animada calle Karlova repleta de tiendas de souvenirs, marionetas y joyerías que nos sirvieron de improvisado cobijo junto al vino caliente con sabor a canela que se vendía en pequeños puestos para intentar entrar en calor, mientras mirábamos de reojo a los impresionantes edificios históricos que se asomaban a la calle.

Tienda de marionetas en la calle Karlova

Edificios históricos paseando por la calle Karlova

El Reloj Astronómico del Ayuntamiento

     Llegamos a Staromestke namesti, la Plaza de la Ciudad antigua, el corazón de Praga, donde el intenso frío y la nevada hizo que nos detuviéramos el tiempo justo para admirar el Ayuntamiento, con su torre gótica donde descansa su célebre Reloj Astronómico y la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn con sus dos agujas características que sobresalen en la plaza sobre los hermosos edificios de estilo gótico - barrocos. Luego, nos fuimos  en busca de una casa de cambio situada detrás del Reloj Astronómico en la Plaza Kafka donde conseguimos el mejor cambio de nuestra estancia en Praga, 1 euro : 24,70 coronas. Paseamos junto a la bella Iglesia de San Nicolás, construída en el siglo XVIII por Dientzenhofer, continuamos la ruta por la coqueta Male Namesti, la Plaza Pequeña, antes de emprender el camino de vuelta nuevamente por la calle Karlova. Finalizamos el día en uno de los miradores que se asoman al río Moldava con la nieve como testigo.

En la Plaza de la Ciudad Antigua donde sobresalen las agujas de la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn

 

En Staromestke namesti, qué frío !!

En la Plaza Pequeña nevando