El Mercado de Sololá, es una toma de contacto con la
población indígena cakchiquel, con sus costumbres y tradiciones. Una población
que tiene desde el siglo XVI su propia alcaldía que renueva sus cargos cada dos
años y que se ocupa de resolver sus conflictos familiares, litigios de tierras
o agua y cualquier problema comunitario, aplicando el derecho consuetudinario y
velando por el mantenimiento de sus costumbres. Visitar su mercado refuerza el
sentimiento indígena que allí se respira, representado por la vestimenta de los
vendedores y compradores, por la lengua en la que se comunican, las
transacciones comerciales o por los productos que allí se venden, dedicados
mayoritariamente a su propio consumo. Abrirse paso entre ellos, curiosear entre
los puestos, regatear en las compras...es una experiencia única y muy
recomendable.
Los chicken bus, autobuses inconfundibles por sus colores
llamativos, tienen su parada en la calle Principal de Panajachel,donde salen
hacia la vecina localidad de Sololá.
La distancia que separa Panajachel de Sololá es de 10 km y
el trayecto dura poco más de veinte minutos, discurriendo por una estrecha
carretera de vértigo, ascendiendo la montaña a gran velocidad, a pesar de estar
llena de curvas y todo ello amenizado con los precipicios que se atisban desde
las ventanillas del lado izquierdo del
chicken bus y por supuesto, las increíbles vistas del lago Atitlán y de
los icónicos volcanes que lo enmarcan.
El precio del billete es de 3 quetzales, no se paga al
subir al bus, si no que un cobrador, durante el trayecto, se encarga de pasar a
cobrar a los pasajeros.
El chicken bus tiene su parada en el centro de Sololá,
en la Plaza Centroamérica. Para llegar
al mercado, que se encuentra situado en lo más alto del pueblo, se puede tomar
un bus o ir caminado tranquilamente por la empinada calle. Nosotros escogimos
esta última opción y en veinte minutos llegamos a la entrada del mercado.
El mercado tradicional de Sololá, se celebra todos los martes y viernes por la
mañana. Nos adentramos en el colorido mercado, repleto de gente, que se
agolpaba en busca de los productos frescos que allí se venden ,
principalmente frutas, verduras y hortalizas. Un sin fin de puestos donde
puedes encontrar cualquier cosa que busques a precios irrisorios, desde ropa,
utensilios de uso doméstico, flores, animales...hasta mercancías extrañas como
medicamentos e incluso piedras al peso.
Y por supuesto puestos de comida donde degustar la comida
típica por pocos quetzales o tortillerías donde probar las tortillas de maíz.
Caminamos por el mercado indígena, que se caracteriza por
su sencillez, siendo testigos de las transacciones comerciales en la lengua
materna q´eqchi´, de origen maya. Nos abríamos paso entre los puestos y la
gente, ante la mirada curiosa, ya que es un mercado frecuentado sólo por
locales. Las vendedoras nos comentaban tímidamente que no es habitual ver a
extranjeros en el mercado y cuando vienen van en grupo y acompañados de un
guía.
Lo más llamativo del mercado de Sololá es la colorida
vestimenta indígena de hombres y mujeres. Las mujeres van ataviadas con el
huipil, manifestación viviente de las creencias, del origen maya y de la
influencia española. Es también una muestra de los símbolos del lugar natal,
condición social y de la destreza en el arte de tejer. Cada pueblo tiene sus
propios colores y motivos en la indumentaria, que lo diferencia de las
comunidades vecinas. El huipil se suele transmitir de generación en generación,
en gran medida motivado por su elevado precio, 5.000 quetzales.
Finalizada la interesante visita al Mercado, nos dispusimos a conocer la ciudad de Sololá, descendimos la calle principal en dirección al Parque de Centroamérica, lugar de reunión de los sololatecos y presidida por la vistosa Torre de Centroamérica, icono de Sololá. Mientras, los vendedores y visitantes locales del mercado, se subían en la parte trasera de las camionetas, permaneciendo de pie y apretujados, en su medio de transporte para regresar a sus casas o pueblos de origen. Y si, a nuestros ojos parece curioso esta forma de trasladarse de un lugar a otro, más llamativo es aún la forma que tienen de transportar sus enseres, así es como vimos a un lugareño con un armario a cuestas, asegurado a su cabeza con una cuerda. No salíamos de nuestro asombro, cómo una persona puede llevar ese peso a la espalda.
Tras un alto en el camino para comer en uno de los numerosos bares de Sololá, con precios más bajos que la turística ciudad vecina de Panajachel, nos despedimos de Sololá, acercándonos al cementerio atraídos por sus tumbas multicolores que habíamos visto desde el chicken bus y es que según la tradición maya a cada color se le atribuye un significado.
Interesante práctica esta que nos muestras, es sumamente curiosa y realmente extendida por todo el mundo; más vistosos en algunos países como el que nos muestras. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn cordial saludo desde Barcelona.
Gracias Canela, cuando viajamos siempre intentamos visitar los mercados, es una toma de contacto con el lugar y además de poder hacer alguna compra, te aportan mucha información útil. Mercados indígenas como el de Sololá, merecen una visita.
EliminarUn saludo
Muy buenas fotos de las que reflejan el ambiente del país.
ResponderEliminarNo conozco esta zona, no creo que vaya por allí en lo inmediato.
Un abrazo.
Gracias Pili,
EliminarCuando visitamos Sololá, no paramos de hacer fotos, la visita estuvo llena de imágenes curiosas que queríamos inmortalizar pero también había imágenes de la vida cotidiana que no podíamos evitar fotografiar.
Un abrazo
Qué bonito el mercado de Sololá, incluso me gustó más que el de Chichi! Tengo muy buenos recuerdos del día que estuvimos por allí.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias María Teresa, nosotros nos decantamos por visitar el mercado de Sololá y no el de Chichi, nos atraía más por ser más auténtico y también porque es menos conocido y visitado y creo que acertamos con la elección.
EliminarUn beso
Los mercados me encantan y este que nos muestras es una pasada, qué colorido y qué animación! me ha gustado mucho y me lo apunto para cuando vaya por allí que espero que sea pronto, siempre he querido ir a Guatemala. La foto del señor con el armario me ha dejado alucinada, ja ja. Un abrazo Victor!
ResponderEliminarGracias Caliope, a nosotros también nos encantan los mercados y el de Sololá es una pasada. Pues imagínate cómo nos quedamos nosotros al ver un armario andante por la calle.
EliminarUn abrazo
Excelente articulo, es muy curioso la forma de que utilizan los comercias de vender. Como varia en cada cultura.
ResponderEliminarBienvenido al mundo a tus pies, Matias. A nuestros ojos, este tipo de mercados es diferente y llama nuestra atención, no olvidemos que es un mercado indígena y tradicional,como dices, depende de cada cultura.
EliminarUn saludo
Muy guapa Ali y sonriente como siempre :-)
ResponderEliminarMuy bonito como siempre Víctor ,muy buenas fotos y explicaciones, a mi también me impresionó la foto del señor con el armario,pobre cuerpo,Buf
Un besin.
Gracias Ana,
EliminarLa visita a Sololá dió para muchas fotos y anécdotas y una de las más curiosas fue la del armario, nos dejó boquiabiertos, aunque durante nuestro viaje veríamos más muebles andantes, pero de menor tamaño.
Un beso
La mejor toma de contacto con una población es su mercado. Nos encantan y siempre es parada obligada en nuestros viajes. Mi paradoja es que aquí no tengo tiempo de ir al mercado y compro en un hiper :-(
ResponderEliminarPreciosas fotos y preciosa entrada
Gracias Cool, coincido contigo, siempre hay que dejar un hueco en los viajes para visitar los mercados, cada uno es único y diferente y un punto de referencia del lugar que estás visitando.
EliminarUn saludo
Hola, un articulo bastante interesante, Centro América ofrece una variedad de frutas y verduras que ningun otro lugar tiene. Su humedad, calor y constante lluvia hacen crecer sabores deliciosos.
ResponderEliminarEsto de ver el mercado y sus vendedoras con su ropa típica es encantador,no no tengo oportunidad de poder viajar y para mí es muy bueno ver las diferentes culturas del mundo gracias.
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