Wat Pho, conocido también como el Templo del Buda Reclinado, es el templo más antiguo y de mayor tamaño de Bangkok. Fue fundado en el siglo XVI, antes de que Bangkok fuese capital de Tailandia. Restaurado a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Fue en el año 1832 cuando Rama III abrió el templo a los fieles.
Pero, el Wat Pho es algo más que el conocido Buda Reclinado, también es un bello complejo religioso, el mayor de Bangkok, presidido por el bot central, la estructura más importante y sagrada del interior de un wat, cuidados jardines y coloridos chedis.
Accedimos al viham, el recinto que construyó Rama III para albergar el Buda Reclinado, para hacerlo es necesario descalzarse previamente. Sorpresa y admiración fueron las sensaciones que nos causó ver por primera vez al impresionante Buda Reclinado.
Las dimensiones del magnífico Buda son colosales, 46 metros de largo y 15 metros de alto, hacen que la sala se quede pequeña, ante tal maravilla, convirtiendo al Buda en el mayor de este estilo de toda Tailandia. El Buda, aunque construido en ladrillo y escayola, está recubierto de pan de oro.
A partir del 1 de enero de 2015 el precio de la entrada para acceder al Wat Pho ha subido de 100 a 200 baths e incluye una pequeña botella de agua.
Lo primero que observamos al entrar en la sala fue la cabeza de Buda, finamente tallada, apoyada sobre su mano derecha. Pero, el Buda no está descansando, como se cree erróneamente, si no que está en el trance de iluminación, en el momento previo a alcanzar el nirvana, de ahí, la expresión de su rostro que denota calma, sosiego y felicidad.
Seguimos el sentido de la visita en la sala que discurre rodeando el cuerpo del Buda, con parsimonia, a pesar de la multitud de gente que se congrega en la sala y sin perder detalle, así nos fijamos en los gestos de sus manos, mudras, que en el budismo la expresión de las manos tiene una connotación especial al estar llena de simbolismo. Su mano izquierda descansando sobre el torax, mientras en la derecha apoya su cabeza.
El Wat Pho está situado próximo al Palacio Real, entre Sanam Chai road y Maharaj road. El horario para visitarlo es de 8 de la mañana a 6,30 de la tarde.
Finalmente, nos detuvimos en las plantas de los pies del majestuoso Buda, para apreciar las ricas incrustaciones de nácar, que narran los ciento ocho signos de buen augurio.
Siguiendo la visita y rodeando la figura del buda, hay una mesa llena de urnas con monedas y en el lateral del templo, una fila de recipientes en los que los visitantes que lo deseen van depositando monedas, su significado representa la tradición budista de repartir limosna.
Aunque lo más llamativo del Wat Pho es su Buda Reclinado, no nos podemos ir del Templo sin visitar el resto de sus interesantes dependencias.
A la salida del viham, sala donde se imparten los servicios diarios, recorrimos el complejo religioso, cuidados jardines, sobre los que se levantan cuatro chedis, estupas de vivos colores, decorados con porcelana y dedicados a los cuatro primeros Reyes de Tailandia .
Llama la atención la doble galería porticada, recubierta de mosaico vidriado y con hermosas estatuas de Buda, de estilo Ayutthaya y que preceden al bot, la estructura más sagrada del templo.
Que estupendo el Buda echado y que historia cuentas sobre las manos y demás, me gusta mucho.
ResponderEliminarGracias Ana, el Buda es impresionante y es cierto que su figura está llena de simbología, no solo por las manos, también los ojos o los lóbulos de las orejas.
EliminarUn beso
Impresionante este buda, afortunadamente visité este palacio, me alegro que estés por allí ya que me haces disfrutar de nuevo con tus imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Pili, el Wat Pho fue de los primeros templos que visitamos en Bangkok y entrar en la sala donde está el buda y verlo a tamaño real y desde tan cerca, es una imagen imborrable del viaje.
EliminarUn abrazo
hermoso relato gracias
ResponderEliminarGracias Alejandra, nos encanta saber que te ha gustado el relato.
EliminarSaludos