Recién llegados de Japón, con las maletas llenas de los buenos momentos vividos en el país nipón, recuerdos que queremos compartir con todos vosotros. Los japoneses son un pueblo que se mueve en silencio y con el máximo respeto, una forma de vida que se ve reflejada hasta en el más mínimo detalle. Actividades tan cotidianas como utilizar un aseo público impoluto, viajar en un coche de metro atestado de gente en el más absoluto silencio o hacerlo en el tren o el bus, sin oir sonar un móvil y mucho menos hablar por él, puesto que hay que llevarlo en silencio, pasear por calles extremadamente limpias y en perfecto estado de mantenimiento.
O asistir a la afluencia masiva de locales a un templo, muchos de ellos ataviados con el traje tradicional nipón, el kimono o no tan cotidianas, como tropezarse con una geisha en el barrio de Gion en Kioto, definen la cultura y el respeto por la tradición del pueblo japonés, unido a un profundo amor por la naturaleza, que intentan integrar en las grandes ciudades.
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Maiko en el barrio de Gion |
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Torii de entrada al Templo Fushimi Inari, Kioto |
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Incensario Templo Sensoji, Tokio |
Por ello, si paseas por Tokio puedes encontrar parques y jardines que una vez te adentras en ellos, tienes la sensación de encontrarte en un bosque, en plena naturaleza y no en el centro de una gran ciudad, así nos pasó cuando visitamos, en Shibuya, el Parque Yoyogi. Sus amplios senderos conducen al templo Meiji Jingu, una forma de aunar religión y naturaleza que se repite constantemente en cualquier templo. El Parque Ueno es un ejemplo más, acoge un zoo, varios Museos y siguiendo sus senderos puedes realizar un recorrido por templos interesantes como el Santuario de Toshogu, flanqueada por la emblemática pagoda de cinco pisos, perteneciente a lo que fue el templo Kanei-ji, la Gran Pagoda Budista, que conserva la impresionante cabeza de Buda, el único resto que queda del Buda que había en el lugar o El Santuario Gojo, al que se llega atravesando los toriis rojos, señal inequívoca de encontrarse en un templo dedicado a Inari.
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Torii a la entrada del Parque Yoyogi, Tokio |
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Pagoda de cinco pisos en el Parque Ueno, Tokio |
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Cabeza de Buda en la Gran Pagoda Budista, Parque Ueno, Tokio |
Si tienes la suerte de viajar en otoño, tendrás un aliciente añadido, disfrutar del colorido otoñal de los árboles, en esta época sus hojas se tiñen de tonalidades rojizas y amarillentas, pasando por tonos anaranjados, un espectáculo visual que nos ha dejado buenas instantáneas como las de los jardines del Templo Zojoji, muy cerca de la Torre de Tokio, o en Kamakura, el Estanque Sagrado del Santuario Tsurugaoka Hachimangu.
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Jardines en el Templo Zojoji, Tokio |
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Estanque sagrado del santuario Tsurugaoka Hachimangu, Kamakura |
La naturaleza sigue estando presente en nuestro viaje, cuando visitamos edificios históricos ubicados en parajes idílicos, como el Pabellón de Oro, a las afueras de Kioto, rodeado de un estanque y con el monte Kinugasa de telón de fondo o cuando visitamos templos en lo alto de una colina como el Templo Kiyomizu-dera en Kioto, la ascensión hasta llegar al templo es lo más parecido a una romería, una peregrinación de fieles siguiendo un camino flanqueado de puestos de comida y souvenirs, el mismo ambiente festivo se respira si visitas el Fushimi Inari Taisha, la cantidad de gente que lo visita es abrumadora y la ascensión por la montaña atravesando toriis rojos, se hace prácticamente en procesión.
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Pabellón de Oro, Kioto |
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Pagoda en el Templo Kiyomizu - dera, Kioto |
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Toriis en el Templo Fushimi Inari, Kioto |
Pero, si buscamos naturaleza, cerca de Kioto hay que visitar Arashiyama, un paraje natural simbolizado por el puente Togetsu sobre el río Hozu, y con las montañas de fondo, como marco incomparable. Hay que atravesar el pueblo si queremos pasear por el Bosque de Bambú, una caminata agradable a la sombra de estos árboles que se elevan al cielo. Y si hay un templo que nos sorprendió en este viaje, fue el Sanjusangendo en Kioto, cuando llegas al pabellón principal y descubres las hileras interminables de estatuas de Kannon, casi idénticas, el asombro y admiración son indescriptibles, hacia la mitad del recorrido una estatua gigante de Kannon rompe la armoniosa distribución de las hileras, que continúan hasta el final .
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Puente Togetusu, Arashiyama |
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Bosque de Bambú, Arashiyama |
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Estatuas de Kannon, Templo Sanjusangendo, Kioto |
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Templo Sanjusangendo, Kioto |
Si el respeto por la tradición caracteriza al pueblo japonés, también existe un gran interés por lo nuevo y en una gran ciudad como Tokio, hay que viajar hasta Shinjuku, para visitar su skyline. Nosotros subimos al observatorio situado en el piso 45 del Ayuntamiento de Tokio, para disfrutar de las bellas panorámicas de la ciudad y que se extienden hasta el Monte Fuji, que podrás ver si el día está despejado, aunque unas nubes tapaban la cumbre del Monte. Pero en Tokio hay más miradores, puedes subirte a la Torre de Tokio o al Skytree o asomarte en Asakusa al río Sumida y divisar desde ahí, el Tokyo Sky Tree, una de las torres de telecomunicaciones más alta del mundo, de día o de noche, las vistas son espectaculares.
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Observatorio situado en el piso 45 del Ayuntamiento, Shinyuku |
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Observatorio situado en el piso 45 del Ayuntamiento, Shinyuku |
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Mirador río Sumida, Sky tree, Tokio |
Y a un paso del Sky Tree, esta el popular Templo Sensoji, la puerta Kaminarimon da acceso al recinto donde se encuentra el Templo, aunque antes hay que atravesar la calle Nakamise, una calle comercial flanqueada de puestos de comida y souvenirs, por momentos, se hace difícil abrirse paso entre la multitud. Si se quiere un poco de tranquilidad, los jardines del templo es el lugar ideal.
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Puerta Kaminarimon, Templo Sensoji, Tokio |
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Templo Sensoji, Tokio |
No podemos abandonar Tokio, sin visitar el famoso cruce de Shibuya, la disposición de los pasos de peatones logra que decenas de personas crucen a la vez, en ambos sentidos, reflejando el ambiente bullicioso de este barrio lúdico, donde acuden a sus cafés, restaurantes o salas de Pachinko, salas de juego muy populares y también a realizar sus compras, las últimas tendencias en moda y electrónica, las podrás encontrar aquí.
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Cruce de Shibuya, Tokio |
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Sala de Pachinko |
A una hora en tren desde Tokio, viajamos hasta
Kamakura, allí visitamos su atracción principal, el
Gran Buda, los más de 11 metros de altura de este Buda de bronce, nos recordaron nuestra visita al
Buda Tian Tan en Hong Kong. Pero también nos encantó visitar el
templo Hasedera con su Pabellón de Jinzo, guardián de los niños, ubicado en la subida al templo principal, los cientos de estatuas de Jinzo en memoria de los niños fallecidos prematuramente, no te dejará indiferente.
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Gran Buda, Kamakura |
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Gran Buda, Kamakura |
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Pabellón Jinzo, Templo Hasedera, Kamakura |
Si tenemos que destacar un momento especial del viaje, es, sin duda, la visita al barrio de Gion en Kioto, adentrarse en sus estrechas calles, donde se ubican las casas tradicionales que hoy día acogen las numerosas casas de té y restaurantes, es una experiencia emocionante porque el objetivo es la visión de alguna geisha. Lo intentamos en dos ocasiones, la primera de ellas, lo que pudimos ver es a numerosos turistas pululando por allí y ahuyentando la posible presencia de alguna geisha. Cuando ya nos íbamos y ya no quedaban turistas, de repente y de la nada apareció una maiko, aprendiz de geisha, la visión fue emocionante, casi era imposible acertar a disparar la cámara y por unos momentos, te sientes transportado a épocas pasadas, parece irreal contemplar esta imagen hoy, pero es real y está pasando. Al dia siguiente, tuvimos más suerte, fuimos más tarde, ya no quedaban turistas y pudimos ver como las geishas se movían a paso apresurado, salían de un local y entraban en otro, a veces es como un flash, las ves y ya no la ves...
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Maiko por el barrio de Gion, Kioto |
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Geisha en Gion |
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Casa de té en el barrio de Gion |
Y como broche final a nuestro viaje, la visión del Monte Fuji desde la ventanilla del tren, lo pudimos ver en el viaje de ida de Tokio a Kioto y en el de vuelta de Kioto a Tokio, los días estaban despejados y la panorámica desde el tren es espectacular, con su cumbre cubierta de nieve, la imagen es inolvidable.
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Panorámica del Monte Fuji, Japón |
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Vista del Monte Fuji desde la ventanilla del tren |
Qué buenos recuerdos me ha traído tu post! Japón es tan fascinante!! Me faltó tiempo para ir a Kamakura... y no tuve la suerte de ver el monte Fuji desde el tren... ¡Para la próxima queda!
ResponderEliminar¡Feliz año nuevo!
Gracias, Carmen. Me alegra que el post te haya traído buenos recuerdos. Kamakura es un destino muy accesible desde Tokio, que merece mucho la pena. La visión del Monte Fuji desde el tren es inolvidable. Carmen, una buena excusa para volver a visitar Japón.
EliminarUn saludo y Feliz año lleno de viajes !!