La Estupa de Swayambhunath, el templo más antiguo del Valle de Katmandú, una inscripción hallada en una antigua piedra relata que en el siglo V la estupa era ya un importante centro de peregrinación budista, pero sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos, incluso antes de la llegada del budismo al Valle. Patrimonio de la Humanidad, está emplazada en lo más alto de una colina, a 4 km al oeste de la capital, una escalera interminable nos conduce a la cima donde se levanta la Estupa, con la imponente mirada de Buda. Comenzamos a rodear la Estupa en el sentido de las agujas del reloj, acompañando a los fieles mientras suena el mantra Om Man Padme Hum.
Una caminata de una hora desde Thamel nos lleva al inicio de la escalera, donde nos espera una dura subida de 365 escalones de piedra, flanqueada a ambos lados de verde naturaleza, figuras policromadas de Budas esculpidas en piedra bordeando la ascensión y antiguas inscripciones budista stalladas en piedra y acompañada de calor, humedad y la inquietante presencia de los monos, que pululan a sus anchas.
Avanzamos, poco a poco, por la empinada escalera, con cada escalón la emoción se va acrecentando, vislumbrando a cada paso la impresionante imagen de la Estupa de Swayambhunath, que se alza en lo más alto de la colina, rodeada de banderas multicolores tibetanas de la oración.
Para acceder a la Estupa de Swayambhunath hay dos opciones : la entrada principal, ascendiendo los 365 escalones o si se quieres evitar la dura subida, rodear la colina en coche. El precio de la entrada es de 200 rupias, los locales no pagan. Para evitar los sustos con los monos, conviene no llevar comida o bebida a la vista ya que se abalanzarán sobre vosotros.
En lo más alto, la imponente mirada de Buda nos da la bienvenida y nos deja sin palabras, mientras pensamos que ha merecido la pena el esfuerzo para llegar a la cima. A la entrada nos reciben dos leones y un enorme dorje, elemento tibetano que simboliza el trueno y representa el poder. Contemplamos con tranquilidad la inmensidad de la Estupa, una gran cúpula en su base, que simboliza el universo, por encima de ella una estructura cúbica con la penetrante mirada de Buda, símbolo del método y la sabiduría, debajo se dibuja el número 1, que asemeja a una nariz y que significa la unidad divina. Simbología que ya habíamos descubierta en la visita a la Estupa de Boudanath
Cuenta la leyenda que cuando el templo fue fundado hace 2000 años, el Valle de Katmandú estaba cubierto por un gran lago, una flor de loto crecía en el centro del lago. Cuando el bodhisattva Manjusri drenó el lago con su espada, la flor de loto se estableció en lo alto de la colina y mágicamente lo transformó en la Estupa. De este modo, es conocida como la estupa que se creó así misma, Swayambhu.
Comenzamos a rodear la Estupa en el sentido de las agujas del reloj, deslizando la mano sobre los molinillos de la oración, mientras escuchamos de fondo el mantra Om Man Padme Hum, que suena en las tiendas de artesanía y de pintura, un momento mágico, que compartimos con los fieles. Olores, ofrendas, plegarias, música de mantra...dejarse llevar, impregnarse de un ambiente de paz y tranquilidad.
Alrededor de la Estupa se alzan varios templos, entre ellos destaca la pequeña pagoda hindú, de gran belleza, dedicada a Harati, diosa protectora de la viruela y también de los niños. La imagen de la diosa, muy venerada por las madres, data del siglo XIX, reemplazando a la imagen original que fue destrozada por el rey Rana Bahadur, después de que su mujer muriese de viruela. Las dos religiones budista e hinduista conviven en perfecta armonía en la Estupa de Swayambhunath. Completa el impresionante conjunto pequeñas estupas de piedra, que albergan imágenes de Buda y donde, de nuevo, nos encontramos con la presencia de monos que merodean en busca de comida y bebida.
Antes de despedirnos de la Estupa de Swayambhunath, nos asomamos a la amplia terraza que se encuentra en la entrada, para contemplar las impresionantes vistas de Katmandú y su Valle.
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