La
Jourhaus era la única entrada al campo, en el centro de la puerta de entrada versa la inscripción macabra "
Arbeit macht frei" el trabajo os hará libre, que daba la "bienvenida" a los presos que llegaban al campo. Esta frase nos era familiar porque ya la habíamos visto en Auschwitz.
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Arbeit macht frei |
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Entrada al campo de concentración |
Lo primero que vimos al entrar fue el
Patio de revista, donde los presos formaban filas para el recuento, por la mañana y por la tarde, a veces durante muchas horas. Actualmente preside el patio de revista el
Monumento Internacional, obra de Nandor Glid en 1968.
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Monumento internacional, al fondo el complejo de intendencia |
Detrás del patio de revista está el
Complejo de intendencia, donde antiguamente se encontraban la cocina, el guardaropas, talleres y el baño. Actualmente, es una sala de exposiciones donde se conservan algunos objetos de los reclusos, se explica la vida e historia del campo ilustrándolo con paneles con gráficos. En la exposición pudimos ver una foto con la inscripción que figuraba en el techo del edificio con letras grandes : "hay un camino hacia la libertad. Este pasa por la obediencia, la honestidad, la limpieza, la sobriedad, la aplicación, el orden, el sentido del sacrificio, la sinceridad, el amor a la patria". También en el complejo hay una sala de proyecciones audiovisuales, archivo, biblioteca y sala de estudio.
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Se exhiben objetos de los presos, la ropa |
Nos dirigimos a los dos
barracones que se conservan, aunque están reconstruídos, ya que fueron todos demolidos en 1964 debido a su mal estado. Luego, caminamos por la
calle central, lugar de encuentro de los presos durante sus pocas horas libres, la calle está franqueada por dos filas de álamos plantados por los reclusos y donde se encontraban a los lados diecisiete barracones con diferentes funciones. En su lugar, hoy sólo se conseva un bloque de piedra con el número del barracón.
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Bloque de piedra con el número de barracón |
Rodeando el campo, se halla el
Cercado del campo, se reconstruyó parcialmente en 1965, consistía en una franja de cesped, un foso con un alambrado eléctrico y el muro. La temida SS vigilaba el campo desde las siete torres de vigilancia y si un recluso pisaba el césped disparaba sobre él.
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Cercado del campo y torre de vigilancia |
Fuera del recinto, se encuentan los
crematorios, fue lo que más nos impactó de la visita. El primero fue construído en 1940, pero ante el incesante incremento del número de muertos se quedó pequeño lo que obligó a la construcción, entre 1942 y 1943, de uno de mayor tamaño, con cuatro hornos de incineración y una
cámara de gas.
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Horno crematorio |
Cerca de las cámaras de gas están las
cámaras de desinfección, que se usaban para desinfectar la vestimenta de los reclusos.
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Cámaras de desinfección |
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Calabozo del bunker |
Finalizamos la visita en el
Bunker, lugar donde se ubicaban los calabozos, en el patio que está situado delante se llevaban a cabo fusilamientos y crueles castigos corporales. Y así finalizamos una visita que es dura, pero que no nos impresionó tanto como la del campo de concentración de
Auschwitz-Birkenau. Y la pregunta, ¿ por qué visitar campos de concentración, pudiendo visitar lugares más "bonitos"? porque son necesarios para conocer la historia negra de la humanidad, te hacen pensar y mucho hasta dónde pueden llegar las miserias del ser humano. Y como dice la inscripción,
Nunca más !!
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Nunca más !! |
Después de salir tocados de la visita al campo de concentración, no nos podíamos ir de Dachau sin visitar el pueblo. Así que nuevamente cogimos el bus 726 que nos dejó en la estación de trenes, ahí tomamos un microbus, el número 719, que nos acercó a
Dachau pueblo. La historia de Dachau es más antigua que la de Munich, las primeras menciones se remontan a documentos de la época del emperador Carlomagno, en el año 805. Después de hacernos con un plano de la ciudad en la oficina de turismo, nos dispusimos a iniciar la visita.
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Casita que parece sacada de un cuento |
Comenzamos la visita en la
Iglesia de St. Jakob, su estilo pertenece al renacimiento tardío. Entramos en el interior del templo, moderno, pero lo que realmente destaca es su exterior, con una singular torre en forma de cebolla, de cuarenta y cuatro metros, de estilo barroco y que se ha convertido en el símbolo de la ciudad.
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Iglesia de St. Jakob |
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La torre barroca |
Enfrente de la iglesia se encuentra el
Rathaus, el Ayuntamiento, con una llamativa fachada de color rosa, cubierta casi por completo de hiedra. En el centro de la plaza del Ayuntamiento destaca una fuente, en su base están talladas personas ataviadas con trajes bávaros y en lo alto está presidida por un león, que sujeta un escudo. El viejo Ayuntamiento de 1486 y la fachada de "Lebzelterhaus" la casa del panadero, se fusionaron en 1974 mediante un proyecto de Werner Fauser.
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En la plaza del Ayuntamiento |
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El techo artesonado |
Posteriormente, nos dirigimos a uno de los principales monumentos de Dachau, el
Castillo - Palacio, primer palacio de verano de la casa real de los Wittelsbach, fue construído en el siglo XVI y es de estilo renacentista. En la planta baja y con vistas al jardín, se estaba celebrando un banquete de boda, pero como no íbamos vestidos para la ocasión, decidimos dejar los ágapes para otro momento y subir por la escalera que comunica la planta baja con el primer piso. Allí se encuentra un pequeño tesoro, el
salón de los banquetes con su espectacular
techo artesonado de madera, obra del artista muniqués Hans Wisreutter entre 1564 y 1566, es uno de los más importantes techos artesonados del Renacimiento alemán. Al salir al exterior, nos dirigimos a los
jardines reales, muy cuidadados, donde coincidimos con varias parejas de novios, que se hacían fotos inmortalizando el momento. El palacio está situado sobre una colina, por lo que desde los miradores del palacio hay unas buenas vistas de los caminos que llevan a los Alpes.
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Vista del palacio desde los jardines reales |
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Los jardines reales |
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La torre de la Iglesia St. Jakob |
Después de la visita al Castillo - Palacio, nos dirigimos nuevamente hasta el centro del pueblo, de camino íbamos viendo el símbolo de Dachau, la torre barroca de la Iglesia de St. Jakob. Al llegar a la plaza del Ayuntamiento, nos llamó la atención una
celebración, en la que todas las personas estaban ataviadas con los trajes bávaros. Sin tiempo para más, nos despedimos de Dachau y nos dirigimos hacia la estación de tren para iniciar la visita a Munich.
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Celebración con los trajes bávaros |
Hola Victor,
ResponderEliminarVaya contraste entre el campo de concentración y el pueblo que es bastante chulo. Está bien que mantengan los campos para recordar que la historia no se puede volver a repetir aunque sea una visita un poco dura.
Un saludo.
Las imágenes del campo de concentración son estremecedoras... Muchas gracias por compartirlas! ;)
ResponderEliminaraunque a priori puede parecer tétrico visitar un campo de concentración, creo que es importante visitarlos, para tener muy presente ese capítulo de la historia tan terrible y que no se vuelva a repetir!!!
ResponderEliminarYo aún no he visitado ninguno, pero la verdad es que tengo ganas.
Qué chulo el pueblo de Dachau, no?
Saludos
Estoy de acuerdo que para conocer la historia tienes que visitar tanto sitios bonitos para la vista como sitios en los que no te gustaría entrar pero que son importantes!!!! Esperemos que nunca más pase una cosa de estas.
ResponderEliminarPor cierto, la viejecilla qué morro, quería hacer el Agosto a costa vuestra. Un saludito. ;-)
Hola,
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
Carfot, la verdad que vaya contraste entre el campo de concentración y el pueblo. Opino como tú, los campos deben de mantenerse como testigos de la historia oscura de la humanidad y para que no se vuelva a repetir.
Madaboutravel, las imágenes más impactantes son las salas donde se encontraban los hornos crematorios y las cámaras de gas.
Mari Carmen, aunque pueda parecer increíble cuando visitamos Cracovia, la visita que más nos "gustó" fue la de Auschwitz - Birkenau, es muy impactante, te deja muy, muy tocado.
El pueblo de Dachau es pequeñito, pero está chulo.
Babyboom, totalmente de acuerdo, los campos de concentración forman parte de la historia negra de la humanidad y es importante conocerlos para que no se vuelvan a repetir las atrocidades que se cometieron.
La viejecilla me hizo reir cuando nos dijo que la mitad del billete eran fifteen...
Saludos.
Son indescriptibles las sensaciones al entrar en un campo de concentración, yo salí de Auschwitz muy impresionado, pero es necesario para reflexionar a fondo sobre el tema.
ResponderEliminarEntrar en estos campos debe impresionar muchísimo, pensar en el sufrimiento que allí hubo. Escalofriante.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola,
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
Dany, el entrar en un campo de concentración, te provoca una sensación de vacío y desazón. Auschwitz- Birkenau te deja todavía más impresionado que Dachau.
Cincuentones, el sufrimiento hubo de haber sido enorme, unido a unas condiciones higiénicas nulas, hacinamiento, condiciones metereológicas extremas, enfermedades varias y finalmente exterminio.
Saludos.
Buenas Tocayo! yo estoy contigo... creo que una visita a un campo de concentración no es nada macabro... es como ir a ver la muralla china, es historia y cada lugar es importante en su medida. Desde luego estos lugares si se han conservado es por algo y yo tengo pendientes varios de ellos.
ResponderEliminarUn abrazo y un beso para Ali!... (bueno... y otro beso para ti jeje)
Hola!!
ResponderEliminarTenía ganas de leer que tal os fue por tierras germanas, y qué buen comienzo!
Al leer sobre el campo de concentración de Dachau, no he podido dejar de acordarme de uno de los libros que he leído este verano: "la ladrona de libros" en el que también se menciona este campo.
Y por otro lado, me gustaría recordar una frase de Otto Frank (el padre de Anna Frank): "To build up a future, you have to know the past"...qué razón lleva, ¿verdad?
Un saludo!!
=)
Hola,
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
Tocayo, el campo de concentración forma parte de la historia negra de la humanidad, creo que es necesario conocerla para evitar que se vuelvan a repetir sucesos tan tremendos. También te mando besinos para ti, jeje
Non gogoa, han zangoa, y qué razón tenía Otto Frank, el padre de Anna Frank.
Saludos.
Nunca he visitado un campo de concentración pero me imagino lo que uno siente allí dentro y todo lo que debe pasar por la cabeza. Está bien que se conserven estos lugares como recuerdo de lo que nunca debió ocurrir.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola María Teresa,
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Totalmente de acuerdo contigo, los campos de concentración son testimonio de lo que nunca debió de ocurrir.
Un abrazo.
Hola,
ResponderEliminarDachau para mí fue menos impactante que Auschwitz, se conservan menos objetos, los barracones han sido demolidos a excepción de dos que se han reconstruído y la cámara de gas no se llegó a utilizar, todo ello hace la visita menos dura, pero así y todo es sobrecogedor estar allí y pensar en el sufrimiento de las miles de personas que estuvieron en ese mismo lugar y conocer todas las penurias y calamidades de su día a día y de su triste final. Coincido con todos vosotros en que ésto es historia y hay que conocerla para que ese "nunca más" sea realidad.
Por otro lado, la visita al pueblo de Dachau fue un punto y aparte para poder pasear por su casco antiguo y conocer su palacio,el salón de los banquetes me encantó y también sus jardines.
Un beso.
Hola Alicia,
ResponderEliminarEl campo de concentración de Auschwitz- Birkenau es más impactante que el de Dachau, por todos los motivos que expones, aún así la visita a Dachau te provoca un desasosiego pensando en todas las barbaridades y sufrimientos que se cometieron a lo largo de la historia del campo.
La contrapartida fue el agradable paseo que dimos por el poco conocido, pero interesante pueblo de Dachau.
Un beso.
xipo dijo...
ResponderEliminarNo tengo la suerte de conocer esa zona de Alemania, y hace tiempo que me llama la atención... Dachau me parece un sitio interesantisimo aunque eso si , muy macabro...no me extraña que se te pusiera mal cuerpo al ver los crematorios....
Hola Xipo,
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Baviera es una zona muy interesante, con muchos lugares que visitar.
La visita al campo de concentración de Dachau, es dura, pero creo que necesaria para conocer la historia negra de la humanidad y así, que no se vuelvan a repetir las barbaridades que se cometieron.
Saludos.
Estremecedora la visita al campo de concentración pero también necesaria para que no queden en el olvido las barbaries cometidas.La visita al pueblo ya es otra cosa.Es un pueblo muy bonito y el grupo de gente con los trajes típicos le da un toque curioso.
ResponderEliminarHola Pury !!
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
El paseo por el coqueto pueblo de Dachau es el contrapunto a la dureza de la visita al campo de concentración.
Un beso.
Hola Victor, por fín he empezado a leer tu blog y me está gustando mucho. Tengo pendiente acercarme hasta Auschwitz desde hace mucho tiempo, lo de Dachau debe ser una miniatura en comparación. Yo hasta ahora lo más cerca que he estado sobre el horror nazi fue cuando estuve hace años en Londres y visité el Imperial War Museum, ya me impactó ver las cosas que habían sobre ello en las vitrinas, pero lo peor fue cuando entré en una sala donde proyectaban films sobre la barbarie...uffff, fue muy duro. Salí diciendo: Qué hijos de su madre los alemanes!!! Continuo leyendo, enhorabuena por tan fantástico blog Victor
ResponderEliminarHola Tino,
ResponderEliminarGracias por tu comentario !!
Para nosotros fue mucho más impactante el campo de concentración de Auschwitz- Birkenau, se encuentra cerca de Cracovia, ciudad que también merece una visita.
Un abrazo.