Hong Kong, entre la tradición y la modernidad I

LLEGADA A HONG KONG Y PRIMERA TOMA DE CONTACTO CON LA CIUDAD

   Y llegó el día en que se presentaba un nuevo y atrayente destino, Hong Kong. Conozcamos un poco más de su apasionante historia. En sus orígenes Hong Kong era un conjunto de pueblos de pescadores. Fue en 1842, tras la I Guerra del Opio con China cuando Inglaterra reclamó la soberanía de Hong Kong. Después del intento fallido de la dinastía Ching de detener el comercio británico de opio, con el Tratado de Nanking se cedió la soberanía de Hong Kong. Luego, en 1860 se cedió la península de Kowloon. Y en 1898 se arrendó a los ingleses por un periodo de noventa y nueve años los Nuevos Territorios desde el norte de Kowloon hasta el río Shenzhen y doscientas treinta y cinco islas circundantes.
Tras la visita de la "dama de hierro", Margaret Thatcher a China en 1982, se abrió un periodo de arduas negociaciones que culminó en 1984 con la Declaración Conjunta, Hong Kong volvería a pertenecer a China el 1 de julio de 1997, fecha en la que finalizaba la cesión por noventa y nueve años de los Nuevos Territorios. Convirtiéndose en una región administrativa especial dentro de China, bajo el principio de "un país, dos sistemas". Gozando de un alto grado de autonomía, economía capitalista, un sistema administrativo y judicial independiente, libre comercio y libertad de expresión, todo ello recogido en una miniconstitución denominada Basic Law, legislación básica.

Las banderas de China y de Hong Kong

Nuestro vuelo a Hong Kong a punto de salir

     Para llegar a Hong Kong, nos trasladamos hasta el aeropuerto de Bilbao donde tomamos un vuelo con destino a Munich y ahí, enlazamos con un nuevo vuelo que nos llevaría, tras doce horas de viaje, hasta el aeropuerto internacional de Hong Kong en la isla de Lantau.  Una vez pisamos tierra en Hong Kong y pasamos el control de pasaportes, sin necesidad de visado, a diferencia del resto de China, buscamos un cajero en la terminal de llegadas donde obtener nuestros primeros dólares hongkoneses, fue donde peor cambio tuvimos y con bastante diferencia, pero que se hacían necesarios para los primeros gastos. La anécdota vino cuando la pareja que nos precedía en el cajero se fue, dejando una importante cantidad de dinero en el cajero, pero por suerte para ellos nos dio tiempo a avisarles.

Para llegar a nuestro hotel, cogimos la opción  del airbus, en nuestro caso el A12, el precio es de 45 dólares por persona, pero ¡ojo! hay que pagar el importe exacto, si no quieres quedarte sin la vuelta, un amable local nos ayudó cambiándonos en billetes más pequeños.  Tras hora y media de bus llegamos al hotel Y-loft Square situado en el barrio de Chai wan, en la isla de Hong Kong, cincuenta y cinco euros al día,  la elección fue una gran acierto, ya que en Hong Kong no hay termino medio en el alojamiento o pagas una barbaridad por el hotel o si no, te puedes meter en una caja de zapatos, ya que los alojamientos en la zona centro se caracterizan además de ser de ínfima calidad, por tener camas y habitaciones de tamaño minúsculo. Por un precio razonable conseguimos una confortable y amplia habitación con terraza, baño y wifi gratis.

La habitación del hotel

Mercado Nocturno de Temple Street repleto de gente cenando

   A pesar del cansancio del viaje y para combatir el jet lag, ya que en Hong Kong eran siete horas menos que en España y también porque nuestras ganas de conocer son infinitas, no dudamos en iniciar la visita a la ciudad sobre las ocho de la tarde, cuando en España serían ya las tres de la mañana...para ello tomamos la línea de metro,  tras un trasbordo y treinta minutos de viaje llegamos a Yau Ma Tei. Nuestra primera parada fue el animado y conocido Mercado Nocturno de Temple Street, infinidad de puestos de lo más variopinto se distribuyen a lo largo de varias calles, que conviven con numerosos restaurantes apostados a ambos lados de las calle, todos ellos repletos de gente cenando en sus terrazas.

Ali en el mercado nocturno de Temple

Nathan Road

   Continuamos la ruta camino de una de las principales arterias de la ciudad, Nathan road y justo antes de llegar, nos detuvimos en el Tin Hau Temple, dedicado a la diosa de los cielos y protectora de los navegantes, es una de las deidades principales de Hong Kong, con numerosos templos construídos junto al mar, pero muchos de ellos han quedado en el interior, al haberse ganado terreno a la mar. El templo está situado en un pequeño parque, en su exterior, destacan las figuras de varios dragones entrelazados unos con otros. Nos quedamos con las ganas de acceder a su interior, pero por la hora que era fue imposible. En los alrededores del templo, nos llamó la atención la presencia de numeros puestos de videntes, que te leen la mano e incluso te adivinan el futuro sólo con los rasgos faciales...A pocos metros del templo está el Jade Market, varios puestos a pie de calle de jade, con collares, pulseras, figuras de esta piedra verde, a la que la población local atribuye poderes curativos. Continuamos caminando por la animada Nathan road, combatiendo el cansancio y antes de retirarnos al hotel y dar por finalizado nuestro primer día en Hong Kong cenamos en un restaurante en una de las numerosas calles perpendiculares de Nathan road.

Dragones entrelazados en Tin Hau Temple

La bulliciosa Nathan Road