Lisboa sabe, a tradición que evoca épocas de un pasado mejor, a callejuelas empinadas, estrechas y adoquinadas, donde aún transitan legendarios tranvías, a fados, cantos llenos de nostalgia, a edificios con fachadas cubiertas de azulejos, donde se observa el irremediable paso del tiempo, a cafés tradicionales en los que se respira el olor a bica...Y llegó el momento de volver a Lisboa, a disfrutarla sin prisas, a redescubrir la capital lusitana, que ya habíamos visitado años atrás.
Tras un corto vuelo de una hora de duración, aterrizamos en el aeropuerto lisboeta de Portela, donde para llegar al centro cogimos la opción del aerobus, 3,50 euros el billete, con el que tienes la posibilidad de utilizar todos los transportes públicos, funiculares, tranvías y buses durante un día, excepto el metro. Tras treinta minutos de recorrido llegamos a la plaza de Marqués de Pombal, donde estaba situado nuestro alojamiento, el hotel Nacional, 53 euros la noche gracias a una promoción de un buscador, fue una buena elección, bien ubicado, amplia habitación y con desayuno tipo buffé más que correcto.
Iniciamos la visita a a la ciudad en el Palacio Sao Bento, con fachada neoclásica y monumental escalera presidida por dos leones, que da acceso a la sede de la Asamblea de la República. A continuación, nos acercamos hasta una de las paradas del mítico tranvía 28 situada en la rua Sao Bento. Con sus continuos vaivenes fuimos observando desde sus ventanas, el Lisboa más tradicional, mientras subíamos por empinadas y estrechas calles, pasando al lado de la Sé, hasta uno de los barrios más populares de la ciudad, Alfama. Hicimos un alto en una de las pastelerías del barrio, Pastelaria Estrela da Gracia, donde tomamos dos bicas, cafés.
Atardecía en Lisboa, cuando nos subimos nuevamente en el tranvía 28, hasta uno de los miradores que hay en su recorrido, el de Santa Luzia, con vistas al barrio de Alfama, donde sobresalen los campanarios de Sao Miguel y Santo Estevao y el omnipresente Tajo. A pocos metros del mirador se encuentra la Iglesia de Santa Luzia, que estaba siendo restaurada. Sus orígenes se remontan a la conocida Orden de Malta.
Caminamos hacia la Catedral de Lisboa, la Sé, flanqueada esa fachada tan singular, por dos torres y almenas, de un marcado carácter defensivo, pero nuestros ojos se detuvieron en el bello rosetón, que en nuestra anterior visita nos había pasado desapercibido. La Sé data del siglo XII y fue construída originariamente en estilo románico.
Atardecía en Lisboa, cuando nos subimos nuevamente en el tranvía 28, hasta uno de los miradores que hay en su recorrido, el de Santa Luzia, con vistas al barrio de Alfama, donde sobresalen los campanarios de Sao Miguel y Santo Estevao y el omnipresente Tajo. A pocos metros del mirador se encuentra la Iglesia de Santa Luzia, que estaba siendo restaurada. Sus orígenes se remontan a la conocida Orden de Malta.
Caminamos hacia la Catedral de Lisboa, la Sé, flanqueada esa fachada tan singular, por dos torres y almenas, de un marcado carácter defensivo, pero nuestros ojos se detuvieron en el bello rosetón, que en nuestra anterior visita nos había pasado desapercibido. La Sé data del siglo XII y fue construída originariamente en estilo románico.
Luego, nos dirigimos a Cais de Sodre donde cogimos el tranvía 15 hasta el barrio de Belem, donde se halla la obra maestra del arte manuelino, el Monasterio de los Jerónimos. El arte manuelino homenajea a los Grandes Descubrimientos del Nuevo Mundo, capitaneados por Vasco de Gama. La construcción del monasterio se inició en 1502 por el Rey don Manuel I. Por la hora que era, nos tuvimos que conformar con ver su exterior, sin poder acceder al bello claustro, una joya de este estilo arquitectónico tan singular y que ya habíamos visitado en nuestro anterior viaje a Lisboa..
Dimos una pequeña vuelta por el barrio de Belem, que se encontraba muy animado y con buen ambiente, acercándonos a la Fábrica dos Pasteis de Belem, en la misma rua de Belem, donde degustamos los conocidos "pasteis de nata", 1,05 euros la unidad. Los pasteles compuestos de hojaldre crujiente relleno de natillas y servidos en caliente, estaban riquísimos !! En el local se puede ver el proceso de elaboración de los mismos. Posteriormente, nos asomamos al puerto, donde vimos el Monumento a los Descubrimientos, obra de Leopolodo de Almeida en 1960, por el V centenario de la muerte del infante Enrique el navegante. Por la hora que era decidimos regresar a Lisboa y dejar la visita a la Torre de Belem, para una nueva ocasión.
A la mañana siguiente, nos estaba esperando Sintra, lugar de residencia de reyes a lo largo de varios siglos y hoy lugar de veraneo de familias adineradas lisboetas, con sus lujosas quintas. Con la incertidumbre del pronóstico meteorológico, previsión de lluvia moderada, nos acercamos a la estación de trenes de Rossio, donde compramos los billetes , 4,10 euros ida y vuelta por persona, más la tarjeta viva viagem, que cuesta 50 céntimos y que es un monedero recargable para acceder al sistema de transporte. El recorrido en tren fue un poco decepcionante, feo, ya que no discurre por localidades o parajes de interés. El trayecto dura cuarenta minutos. Al llegar a la estación cogimos el bus 434, 5 euros, el cual va haciendo varias paradas en su recorrido, las de más interés son, el centro de la ciudad, el Castillo dos Mouros y el conocido Palacio da Pena. El bus, además de tener poca frecuencia, tiene la pega que a la ida sí te permite bajar las veces que quieras, pero a la vuelta sólo te permite cogerlo una vez, por lo que condicionados por este incoveniente decidimos iniciar la ruta en la primera parada, el centro histórico de Sintra.
Iniciamos el paseo al centro histórico en la bella Plaza de la República, en la que destaca la Torre del Reloj y desde donde se tienen unas vistas inmejorables del castillo do Mouros. Enfrente de la plaza se halla el principal monumento arquitectónico del centro de Sintra, el Palacio Nacional, su fachada se caracteriza por su heterogenidad, con varios añadidos a lo largo de los siglos. Destacan sobremanera las ventanas geminidas de estilo manuelino. Otro elemento llamativo del palacio, pero no por su belleza, son las dos chimenas cónicas que sobresalen en la fachada. Desde el mirador se ven las quintas, elegantes palacios que dominan la ciudad y que salpican la sierra de Sintra.
Callejeamos por las calles de Sintra, acompañados de hordas de turistas que más que visitar, preferían degustar las queijadas, tartitas típicas de Sintra ö hacer compras en las numerosas tiendas que se sitúan a ambos lados de las calles. Nuevamente subimos al bus 434 que nos llevó por una carretera estrecha y llena de curvas hasta el Castillo de dos Mouros. El castillo es fiel testigo de la presencia de los árabes en la región, fue construído entre los siglos VIII y IX. Cuando llegamos, se puso a llover, dimos una vuelta entre la frondosa vegetación y los restos de la muralla, mientras intentábamos otear entre la vegetación el Palacio da Pena, para comprobar que en esos momentos empezaba a bajar la niebla... Decidimos dar media vuelta e irnos hasta la parada del bus, para intentar llegar al Palacio antes de que empeorase el tiempo.
Llegamos a la entrada al Palacio da Pena, que apenas se distinguía entre la lluvia y la bruma. El Palacio da Pena encaramado en lo alto de la sierra, fue construído por el Rey Fernando II de Saxe-Coburgo sobre un antiguo convento de los Jerónimos del siglo XVI. Recuerda al Castillo de Neuschwanstein del Rey Luis I de Baviera, mezcla de varios estilos arquitectónicos y pintado con colores muy vivos. Después de preguntar en taquilla si accediendo al interior del parque existía la posibilidad de visitar el exterior del Palacio, la respuesta no fue muy alentadora, nos aseguraban que con la niebla que había en ese momento no íbamos a ver nada. Por lo que decepcionados, decidimos regresar a Lisboa. Y mientras esperábamos el autobus fuimos viendo como la niebla cada vez se iba haciendo más y más densa, hasta hacer desaparecer de nuestros ojos la silueta del palacio.
Al llegar a Lisboa, el tiempo seguía sin mejorar, caminamos por la animada rua Augusta, en la Baixa hasta una de las más emblemáticas plazas lisboetas, la Plaza do Comercio. La plaza fue destruída por completo durante el terremoto del 1 de noviembre de 1755. Se accede a la misma atravesando un monumental arco de triunfo barroco del siglo XIX. El interior de la plaza está presidido por una estatua ecuestre del rey Jose I, obra de Machado de Castro. La plaza está rodeada de edificios clásicos con fachadas pintadas de amarillo, que descansan sobre galerías porticadas, de estilo manuelino. Cuando visitamos la Plaza estaba siendo restaurada, pero así y todo pudimos pasear por ella y dar una vuelta.
Después de un pequeño descanso en el hotel, reanudamos la visita a Lisboa, con mejor ánimo, el tiempo había mejorado y hasta lucía el sol. Iniciamos el paseo en el Elevador da Gloria, inuagurado el 24 de octubre de 1885, une la Plaza de Restauradores con la rua de San Pedro de Alcantara en el barrio Alto, salvando una empinada cuesta. El precio del trayecto es de 3,50 euros.
Seguimos la ruta, pasando junto a la Estación do Rossio, con su bella fachada neomanuelina, del siglo XIX, donde destacan los dos arcos con forma de herradura de la entrada principal. Caminamos hasta la Plaza do Rossio, la más bonita de la ciudad, está considerada la plaza mayor de la baixa, su diseño actual es obra de Pombal. El conjunto está rodeado de bellos edificios del siglo XVIII y XIX, con fuentes barrocas y en el centro de la plaza una columna que sostiene la estatua de bronce del rey Pedro V. Desde la plaza se observa en lo alto de una de las siete colinas de la ciudad, el Castillo de San Jorge, sus orígenes se remontan a los visigodos en el siglo V, luego y durante la dominación árabe en el siglo IX fue aumentado la fortificación defensiva y la última modificación ya fue durante el reinado del rey Alfonso Enriquez.
En un extremo de la Plaza do Rossio, en la Plaza de Santo Domingo, se encuentra la conocida tienda de A Guinginha, en su interior se vende un licor de cereza, guinginha, que está buenísimo, 1, 35 euros el vaso, pero ojo que pega !! y no es para menos, con sus 23 grados, justo al lado nos sorprendió el escaparate de una sombrería, del siglo XIX. Completa la animada plaza la Iglesia de Santo Domingo.
Caminamos hacia el Barrio del Chiado, callejeando por las calles comerciales de la rua do Carmo y la rua Garret hasta uno de los cafés con más solera de Lisboa, el Café A Brasileira, lugar de encuentro de literatos e intelectuales. A la salida del café está la estatua del conocido poetiso portugués Fernando Pessoa, que frecuentaba el café. No desaprovechamos la ocasión para sacarnos una foto con él.
Nuestra siguiente visita en el Chiado fue la acogedora plaza do Carmo, con varias terrazas y con los árboles ya en flor. En la plaza se halla una de las iglesias más curiosas de Lisboa, la Iglesia do Carmo, que se encuentra en ruínas después del terremoto de 1755. Fue construída en estilo gótico, a finales del siglo XIV por Nuno Álvarez Pereira. Hoy es la sede del Museo Arqueológico.
Bordeando la iglesia, se llega al mirador del Elevador de Santa Justa, diseñado por Raoul Mesnier de Ponsard e inaugurado en 1902. Fue construído en hierro y en estilo neogótico. Desde la terraza del mirador se tienen unas privilegiadas vistas del castillo de San Jorge, de la Plaza de Rossio, de la baixa y del barrio de Alfama con la Sé.
A la mañana siguiente, cogimos el bus 22, 1,75 euros, en la Plaza Marqués de Pombal, que en veinticinco minutos nos acercó al aeropuerto. Y así, dimos por finalizado un corto, pero intenso weekend viajero en Lisboa y Sintra.
Una pena que no pudieseis visitar el Palacio da pena (valga la redundancia). El interior esta bien, aunque no es nada del otro mundo, pero poder subir a lo alto del parque y contemplar la imagen del palacio altivo, como un coloso en la colina y, mirando hacia el otro lado, Cascais y Estoril con su circuito en primera instancia es algo muy bonito.
ResponderEliminaryo la primera vez que fui a Lisboa tuve un problemilla y dije que no volvería nunca, incumplí mi promesa y regresé una vez más y estoy seguro de que no será la ultima.
Hola Mikel,
EliminarGracias por tu comentario.
Fue una pena no poder visitar el Palacio da Pena, pero la previsión de lluvia moderada se cumplió e incluso había hasta niebla.
A veces hay problemillas en los viajes, pero luego se olvidan y te dan ganas de volver...
Un abrazo.
Es una escusa para volver. No hay mal que por bien no venga, dicen, jeje
EliminarYa te digo, Mikel habrá que volver, pero con buen tiempo, jeje...
EliminarUn abrazo.
hola victor!! imaginarte en sintra me llena de emocion, desde hace algun tiempo tengo deceos inmensos de conocer sintra y sus hermosos palacios, he estado ahorrando para ir pero no tengo una idea clara de cuanto dinero necesito, tu podrias darme un aproximado en hospedaje y alimentos, si me quedo 6 dias en sintra? te lo agadeceria muchisimo!! de antemano muchas gracias! y ojala regreses pronto a sintra y puedas ver el castillo en su interior ya que en esta ocasion no pudiste por el mal tiempo, un saludo :)
EliminarAinsss que mala suerte, el Palacio de Da Pena es una joya!!!! ...
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Alfonso,
EliminarSeguro que habrá otra ocasión para visitarlo.
Saludos.
Pues si que ha dado de sí el fin de semana en tierras portuguesas!!! Yo cuando estuve en Sintra también me encontré algo de niebla al subir al Palacio da Pena... Pero claro, era invierno!! Del interior no os perdistéis gran cosa... Además, que no dejan hacer fotos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Carmen,
EliminarGracias por tu comentario.
Podíamos haber visitado el interior del Palacio, pero entre otras cosas, sabíamos que no podíamos hacer fotos, así que lo dejamos para mejor ocasión.
Un abrazo.
Que bonita es Lisboa, pero sin duda lo mejor son los ¡¡¡¡Pasteis de Belem!!!! Estoy hecho un goloso ;)
ResponderEliminarEl Castelo dos mouros fue algo que me sorprendió muchísimo, un lugar con unas vistas realmente bonitas.
Un abrazo
Hola Alberto,
EliminarGracias por tu comentario.
Los "pasteis de nata" estaban riquísimos !! hojaldre crujiente relleno de natillas y servidos en caliente.
En el Castelo dos Mouros, fue cuando empezó a llover con ganas...
Un abrazo.
Otra escapadina eh!!
ResponderEliminarEnhorabuena ...y me encantan los pasteles de Belem...los e probado y estan buenísimos.
Un abrazo.
Ana
Hola yomisma_any, Ana,
EliminarGracias por tu comentario.
Hay que aprovechar los poquitos vuelos que tenemos desde Asturias.
Ana, qué buenos estaban los pasteles !!
Un beso.
Un viaje muy completo y muy bien detallado, como siempre. Es una pena, nunca mejor dicho, que no os acompañara el tiempo pero aún así os dio tiempo de visitar un montón de cosas. Lo que más me gustó de Lisbos fue el Monasterio de los Jerónimos aunque toda la ciudad en sí tiene un encanto especial con un aroma a fado que ronda la melancolía.
ResponderEliminarUn abrazo !!!
Hola Carfot,
EliminarGracias por tu comentario.
Coincido contigo, lo que más me gusta de Lisboa es el Monasterio de los Jerónimos. En nuestra anterior visita sí pudimos visitar su interior, y el claustro es impresionante.
Un abrazo.
Me encanta Lisboa y Sintra no se queda atrás. Espero volver algún día, que en Sintra sólo pude entrar en la Quinta da Regaleira :-)
ResponderEliminarHola Artabria,
EliminarPara visitar la Quinta da Regaleira hay que tomar un bus diferente al que cogimos, hace una ruta diferente. Para visitar Sintra, vale más ir en coche, pero vaya carretera !!
Saludos.
Muy aprovechado el finde.Qué mala suerte lo del mal tiempo en la visita al Palacio Da Pena!!Por lo demás me alegro de que hayais disfrutado de vuestra estancia en Lisboa.Al final el próximo puente de Diciembre , si no hay nada que lo impida, iremos a Lisboa.Así que tomo nota de tu visita .Un beso.
ResponderEliminarHola Pury,
EliminarGracias por tu comentario.
Pury, lo malo que tiene ir tan pocos días, es que como te haga malo un día, te estropea un poco el viaje...
Un beso.
Hola Victor, me encanta Lisboa, tiene unos cielos preciosos. No sabía que la Plaza del Comercio estaba en obras, me alucina esa plaza, En cuanto al interior del Palacio da Pena no me pareció gran cosa, me gustó mucho más callejear por Sintra, a nosotros nos tocó un día como el vuestro, bastante gris, pero no le quitó atractivo a la visita. Genial entrada y un finde muy requetebien aprovechado. Saluditos :)
ResponderEliminarHola Caliope,
EliminarGracias por tu comentario y tus palabras.
Lisboa tiene grandes plazas. Lástima !! que cuando visitamos la Plaza del Comercio estaba siendo restaurada.
Saludos.
Que maravilla de ciudad víctor, leyéndote y viendo tus fotos me entran muchas ganas de regresar!! Todo me gusta de esta ciudad, salvo las cuestas y los empedrados de las calles ( fui con un carro doble de mellizos y las pasé moradas...). Genial artículo.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Fran,
EliminarGracias por tu comentario y por tus palabras.
Vaya cuestas que hay en Lisboa !! hay que estar en buena forma y tener cuidado con el empedrado, que en algunos tramos está levantado.
Saludos.
Pues tengo yo pendiente una visita a Lisboa, así que espero dentro de poco volver a este diario en busca de una buena planificación. Eso sí, con esas cuestas me da que voy a volver cansadita.
ResponderEliminarFue una pena lo de la niebla en el Palacio da Pena (valga la redundancia, jejeje)
Un saludo ;)
Hola Helena,
EliminarGracias por tu comentario.
Sí que fue una "pena" el Palacio da Pena, me hacía mucha ilusión visitarlo, pero bueno espero que haya otra ocasión...
Un saludo.
Tuvisteis la misma suerte que nosotros ya que sólo pudimos ver el Monasterio de los Jerónimos por fuera y tampoco pudimos entrar en el Palacio da Pena. De todas formas tengo una visita pendiente a Lisboa ya que no acabé de cogerle el gustillo cuando estuve. Por lo que veo aprovechasteis bien el tiempo!!! Un abrazo. ;-)
ResponderEliminarHola Babyboom,
EliminarGracias por tu comentario.
El Monasterio de los Jerónimos lo vimos por fuera poque estaba ya cerrado por la hora, pero en una visita anterior sí visitamos su interior y el claustro es impresionante.
Babyboo, la visita al Palacio da Pena se estropeó por el mal tiempo, así que queda pendiente para otra ocasión.
Un abrazo.
Dentro de un par de semanas me voy cinco dias por alli, asi que vuestra entrada me ha resultado de lo más interesante e instructiva, he tomado nota de vuestras informaciones. De todas formas, os cundió un montón para estar sólo un fin de semana. Un saludo y muchas gracias por la entrada,
ResponderEliminarHola Nieves,
EliminarGracias por tu comentario y bienvenida a El mundo a tus pies.
Me alegra que la entrada te sirva para planificar, tu próximo viaje a tierras portuguesas.
Saludos.
Leyendo vuestro reportaje nos aumentan los deseos de visitar estas bellas ciudades. Magníficas fotos.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Cincuentones,
ResponderEliminarGracias por vuestro comentario.
Espero que pronto visitéis Lisboa y Sintra, yo creo que os va a gustar.
Saludos.
Que buen sabor de boca me dejó Lisboa (y los pasteles...)! Tengo que volver para volverme a perder por Alfama y acercarme a Sintra. Por vuestra parte, para ver la Torre de Belem... por lo que ya tenemos escapada juntos!! jejejeje...
ResponderEliminarUn abrazo a los dos!
Hola tocayo !!
ResponderEliminarEstá chula una escapada al país vecino, con el que nos une muchos vínculos.
Victor a ver cuando quedamos, que hace ya tiempo que no nos vemos...
Un fuerte abrazo para Eva y para ti.
Cómo me gusta Lisboa! Es una ciudad con un aire algo decadente que me encanta, la misma sensación cuando estuve en Oporto. Hace ya años que estuvimos, no me importaría volver y aprovechar para conocer Sintra. En aquella ocasión nos decantamos por Cascais y Estoril que también merecen la pena.
ResponderEliminarUn abrazo
Vaya casualidad nosotros también pillamos el Palacio da Pena de Sintra, con una niebla espesa como pocas veces; por aquel entonces teníamos una cámara de fotos de las de carrete y de tan espesa que era la niebla se quedo bloqueada, eso no me pasó nunca más ni siquiera en los Lagos de Covadonga.
ResponderEliminarUn fin de semana bien aprovechado.
Saludos. Cati.
Consejo de la Quinta Dom José Turismo Rural:
ResponderEliminarPara una buena escapada gastronómica y cultural en Portugal, viaja por la autopista A3, A11, A1 y A2 portages son en la salida y despues tienes que beber un buen vino blanco (Albariño y Loureiro) de la región de Minho y visitar las ciudades mas antigas de Portugal: Braga y Guimarães.
Saludos a todos