En nuestro segundo día en París, visitaríamos dos barrios emblemáticos de la capital. El barrio de la Ópera, a un paso de los Grandes Bulevares, tan importantes en la transformación urbanística de la ciudad y en el que abundan los passages, lujosas y cuidadas galerías comerciales, como la Galería Vivienne, Jouffroy, Verdeau, des Principes o des Panoramas. Y como protagonista, el majestuoso edificio de la Ópera Garnier. Continuaríamos la visita a uno de los barrios esenciales de París, les Tulleries con la colosal Plaza de la Concorde y uno de los Museos más importantes del mundo y orgullo de los parisinos, el Museo de Louvre. Ya de noche, nos acercaríamos al barrio Rojo de Pigalle para conocer el ambiente nocturno y ver iluminado el emblemático Moulin Rouge. Y todo ello con el permiso del tiempo en París, frío y lluvioso.
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Pasaje Jouffroy |
Paseamos por los animados
Grandes Bulevares, bajo la fina lluvia, camino de la Ópera. Ocho amplias avenidas construídas en el siglo XVII para transformar las antiguas fortificaciones en modernos bulevares, la palabra boulevard deriva del holandés que significa muralla. Los arcos de Porte St. Martin y de Porte de St. Denis sustituyeron a las antiguas puertas de la ciudad. Hoy en día, están repletas de modernos cafés, cines, teatros, tiendas de lujo y grandes almacenes. El carácter tradicional del barrio de Ópera se refleja en los bellos
Pasajes que jalonan el recorrido, edificados a principios del siglo XIX y caracterizados por altos techos con bóveda de hierro y cristal, en su interior conviven lujosas tiendas y acogedores cafés. Así nos detuvimos en el pasaje Jouffroy, mientras esperábamos a que amainase la lluvia, allí fuimos testigos de una sesión fotográfica para una revista de moda, aprovechando como escenario el entorno de las galerías.
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Detalle de un escaparate con las imágenes de la Torre Eiffel |
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Paseando por los Grandes Bulevares |
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La Iglesia de Sacré Coeur entre la bruma |
En nuestro paseo por el quartier de la Ópera, nos sorprendió como si de una postal se tratase, la imagen que asomaba en una de las bocacalles de los Grandes Bulevares, se alzaba bajo la bruma y en lo más alto de la colina de Montmartre la
Iglesia de Sacré Coeur, del Sagrado Corazón con su pulcra y espectacular fachada bizantina de color blanco. Y así fue como llegamos a las
Galerías Lafayette, las galerías más conocidas y lujosas de la capital francesa. Construídas durante la belle époque, a principios del siglo XX, destaca sobremanera la espectacular cúpula ornamentada con cristal policromado y hierro forjado. Ascendimos por las diferentes plantas de las galerías, las cuales están dispuestas en gradas, a modo de teatro, para una mejor observación de la bellísima cúpula. Por desgracia, al ser invierno estaba cerrada en la última planta la terraza desde la que se tienen unas vistas privilegiadas de todo París.
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Las Galerías Lafayette con su impresionante cúpula |
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Escultura dorada en la Ópera Garnier |
La
Ópera Nacional de París Garnier es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, bajo la persistente lluvia que matizaba su belleza, contemplamos su emblemática fachada mezcla de estilos neoclásico y barroco, con sus columnas, frisos y en lo más alto las esculturas doradas y la cúpula revestida de cobre verde. La ópera debe su nombre a su diseñador Charles Garnier, quién inició las obras en 1862 por orden de Napoleón III. El 15 de enero de 1875 fue inaugurada solemnemente. Su interior es conocido por la hermosa escalinata de mármol de Carrara y su auditorio profusamente adornado con dorados y terciopelo rojo.
Para protegernos del frío y de la pertinaz lluvia, visitamos el
Café de la Paix, situado a pocos metros de la Ópera y en la misma plaza, fue diseñado también por Garnier. Merece la pena visitar su lujoso y recargado interior, combinación de barroco y neoclásico y su estilo decadente que evoca épocas pasadas pero sin caer en el descuido. Inaugurado en 1862, durante la belle époque fue lugar de encuentro de animadas tertulias.
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La Ópera Nacional de París Garnier |
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El Café de la Paix |
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La Plaza Vendôme |
Acompañados en todo momento de la lluvia que no nos dejaba ni un ligero respiro, llegamos a la
Plaza Vendôme, máximo exponente del estilo Luis XIV, fue diseñada por Jules Hardouin Mansart a finales del siglo XVII. Antes de la revolución francesa una estatua ecuestre del rey presidía la plaza. Hoy en día conviven bellos edificios abuhardillados con soportales en los que tienen su sede bancos, lujosas joyerías o conocidos hoteles y la colosal columna de 44 metros de altura presidida en lo más alto por la estatua de Napoleón I, que en cierto modo rompe la armonía arquitectónica de la plaza. El mal tiempo nos estropeó la visita a la plaza, que además se encontraba parcialmente en obras.
Continuamos la ruta por la
rue St. Honoré, paseando delante de los escaparates de exclusivas boutiques, joyerías que se encuentran a cada paso o tiendas de anticuarios y para endulzar el momento, también tiene cabida en este calle del lujo cuidadas pastelerías donde degustar los riquísimos macarons entre otras exquisiteces.
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Los deliciosos macarons en una tienda de la rue St. Honoré |
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Iglesia de la Madeleine |
La
Plaza de la Madeleine, presidida en el centro por el edificio mastodóntico de la
Iglesia de la Madeleine, construído en estilo neoclásico, que nos recordó a los templos griegos. Fue erigida por orden de Napoleón, en honor a la armada francesa, pero al ser derrocado se dedicó a Santa María Magdalena. El templo está rodeado de 52 columnas corintias de 20 metros de altura, que sujetan un bello frontón que representa el juicio final. Accedimos a su interior, barroco, atravesando las bellas puertas de bronce con bajorrelieves que muestran escenas de los Diez Mandamientos, obra de Henri de Triqueti. En la misma plaza nos encontramos con un pequeño mercado de flores y numerosas tiendas gourmet, las más caras y lujosas de la ciudad, en las que los protagonistas son el paté, las trufas y el champagne.
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Puerta de bronce de Henri de Triqueti. |
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Escaparate parisino alrededor de la Plaza de la Madeleine |
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Plaza de la Concorde |
Nuestra siguiente parada fue una de las plazas más grandiosas y espléndidas de Europa, la
Plaza de la Concorde, ocupa nada menos que ocho hectáreas en pleno centro de París. Construída en el siglo XVIII y llamada originariamente Plaza Luis XV, pronto los aires revolucionarios desplazaron a su estatua sustituyéndola por la guillotina. Posteriormente en 1794, los revolucionarios, pero con espíritu conciliador la denominaron Plaza de la Concorde. En la amplísima plaza destaca el magno
Obelisco de Luxor con más de 3.200 años de antiguedad, regalo del virrey de Egipto, completa la monumental plaza dos ornamentadas fuentes y ocho estatuas que representan ciudades francesas. Desde la bella plaza se distinguía entre la nieblina, el principal icono parisino, la Torre Eiffel. Actualmente y al igual que en otras ciudades europeas como Londres, se ha instalado una noria gigante en uno de sus lados, al pie de la entrada a los jardines de las Tullerías.
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A la entrada de los Jardines de las Tullerías, con la noria gigante y la Torre Eiffel al fondo |
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Mosaicos en la rue de Rivoli |
Luego, nos dirigimos a la
rue de Rivoli con sus amplios soportales que nos sirvieron para protegernos de la lluvia. Fue Napoleón quién encargó la construcción de la calle tras la victoria en Rivoli. Lujosas tiendas, acogedores cafés y hoteles de conocidas cadenas se suceden a lo largo de la extensa calle. En varios tramos de los soportales aún se conserva el suelo original, un bello mosaíco desgastado que en algunos momentos llega a verse decorado con el anagrama del establecimiento que se sitúa delante, que recuerda otras épocas.
Aprovechando que la lluvia nos había dado una tregua nos acercamos al
Jardin de les Tulleries, diseñados en el siglo XVII por André le Nôtre, jardinero de Luis XIV, pero debido a la época del año que nos encontrábamos, invierno, no estaban tan bonitos como en visitas anteriores, los árboles estaban desnudos, desprovistos de hojas y sin su característico color verde.
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Delicias en la tienda Angelina en la rue de Rivoli |
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El jardín de las Tullerías con la Torre Eiffel al fondo |
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Arco de Triunfo del Carrousel |
Camino del Louvre, atravesamos el
Arco de Triunfo del Carrousel, construído a principios del siglo XIX por Napoleón, columnas de mármol rematadas por soldados y en lo más alto del arco triunfal un grupo escultórico de Lemot con la figura dorada de la Victoria. Y a pocos metros el
Museo del Louvre, antigua fortaleza, luego residencia real y convertida en museo desde 1793. Hoy en día dentros de sus muros alberga una de las colecciones de arte más importante del mundo, más de 30.000 pinturas y esculturas de la antiguedad. Nos acercamos a su vanguardista entrada principal en forma de pirámide diseñada por el arquitecto I.M. Pei en 1989. Pero, la visita al museo la dejaríamos para los siguientes días.
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Museo Louvre con la vanguardista entrada en forma de pirámide |
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Patio en el Palais Royal con la obra de Daniel Buren |
Continuámos el paseo por el
Palais Royal, en uno de sus patios peatonales se halla la controvertida obra de Daniel Buren, Les deux plateaux, una sucesión de columnas de piedra a rayas blancas y negras. En 1986 la obra creó un gran revuelo, pero hoy en día está plenamente aceptada por los parisinos.
De regreso al hotel, nos detuvimos en la rue Vivienne donde se encuentra uno de los pasajes más bonitos de París, la
Galería Vivienne, que conserva el suelo originales de mosaicos. En su interior conviven lujosas tiendas, cafés y antiguas librerías muy curiosas y dignas de visitar para los amantes de los libros.
A unos escasos metros, en la misma rue Vivienne, se encuentra la
Biblioteca Nacional, la curiosidad nos pudo y decidimos hacer una pequeña incursión. Visitando su interior nos encontramos con una grata sorpresa, su sala de lectura, conocida con el nombre de sala ovalada, por su característica forma ovalada libre de cualquier estructura intermedia. La idea de su construcción se debe a Jean Louis Pascal en 1897, pero fue su sucesor Alfred Recoura quién inició la obra en 1912 y finalmente fue inaugurada en 1936. Nos tuvimos que conformar con mirar a través del cristal de la puerta, aunque al final nos atrevimos a penetrar unos metros de la entrada para poder admirar mejor su interior.
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Galería Vivienne con el suelo de mosaicos |
Lo primero que me encanta la foto tuya y de Ali en el espejo!!
ResponderEliminarLos Macarons y pastelitos una delicia y la Fachada del Moulin Rouge muy bonita a si como la Galeria Vivienne..
Muy bien todo!!
Besos a los dos.
Muchas gracias, Ana !!
EliminarParías es hermoso, sin duda es una de mis capitales europeas preferidas.
Un beso.
No tenía ni idea del origen de la palabra bulevard... que curioso.
ResponderEliminarMuy bonitas las visitas que hicisteis este día y qué descubrimiento el de la biblioteca, la foto se ve preciosa.
Una pena que os hiciera tan mal día. A ver si los próximos días mejoró la cosa.
Un saludo!
Gracias, Helena.
EliminarLa sala ovalada de la biblioteca era preciosa, la foto la tuvimos que sacar a escondidas...
Saludos.
Nos encanta París, son de esas ciudades que uno tiene que repetir.
ResponderEliminarQue buena la foto del espejo, parece un robado jajajaja
Aunque el tiempo no acompañara el día os fue de lujo.
Seguimos en contacto
Saludos.
Javier y Deborah
http://siemprejuntosporelmundo.blogspot.com.es
Gracias, chicos !!
EliminarLa foto con el espejo quedó muy chula. Vaya tiempecito que tuvimos en París, frío y lluvia...
Saludos.
Que bonito es París. Cuantos más diarios y fotos miro más me gusta. Tengo unas enormes ganas de volver porque la primera vez no lo disfruté como se debe.
ResponderEliminarTienes unas fotos fantásticas, Victor.
Un saludo.
Muchas gracias, María !!
EliminarParís, creo que merece una segunda oportunidad y más teniendo vuelos directos desde Asturias.
Saludos.
Me encanta vuestra foto en el espejo!!París es una ciudad que te atrapa y no te cansa .Cada vez que la visitas redescubres de nuevo su belleza.Muy bueno el relato!!Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pury !!
EliminarSiempre que visitas París, no deja de sorprenderte. Es una ciudad con muchos alicientes.
Un beso.
Hola Víctor, menudo post te curras, muchacho. Es un verddero placer leerte siempre. Este post me ha gustado especialmente, con una información muy muy detallada, aunque he de reconocer que me das un poco de enviadia sana, jejeje, pues mi visita a la ciudad parisina fue relampago, durante el trasbordo a Cuba.
ResponderEliminarDe los sitios que mencionas sólo pude conocer el Louvre y el arco del truiunfo. Excelentes fotos!!!
Un abrazo.
Muchas gracias, Antonio.
EliminarEl último día visitamos el Louvre, coincidió que era el primer domingo del mes, con lo que entramos gratis ahorrándonos los 11 euros de la entrada.
Un abrazo.
El edificio de la Ópera es impresionante, así como la fachada del Moulin Rouge que nos quedó por ver... otra vez será!
ResponderEliminarLos macarons mmm qué perdición! Todo en Paris es tan exquisito ¿verdad?
Saludos!
Hola Iciar,
EliminarLa Ópera, el Moulin Rouge iluminado de noche...tantos lugares para visitar París !! y las exquisiteces parisinas.
Saludos.
Nos sumamos a lo que ya han dicho por aquí: ¡cómo mola la foto del espejo! Estamos deseando viajar para hacernos una igualita jeje :-) Nos está encantando el relato sobre París! ^^
ResponderEliminarMuchas gracias, chicos !!
EliminarLa foto del espejo la tenéis pendiente para cuando os escapéis a París, jeje...
Abrazos
Qué buenos recuerdos, la verdad es que París enamora. Nosotros nos quedamos con las ganas de ver el Moulin Rouge, de día pierde todo su encanto. Habíamos estado a punto de ir a una función en él o en el Lido, pero al final el precio nos echó un poco para atrás.
ResponderEliminarHola Artabria,
EliminarComo bien dices lo bonito del Moulin Rouge es visitarlo de noche, iluminado. Pero, vaya precios !!
Saludos.
Otro fantástico post de Paris, las fotos preciosas y la del espejo muy buena.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por vuestras palabras, cincuentones.
EliminarSaludos.
Que fotos más bonitas de París, que pena que nosotros estuviéramos de paso un día, solo vimos la catedral, una basílica, la torre Eiffel y poco mas.
ResponderEliminarNos ha encantado todo el reportaje sobre París, por eso y por tu magnifico blog tienes un premio, cuando puedas pásate por http://misviajesysensaciones.blogspot.com.es/
Un saludo de Belén y Ramón
Gracias, chicos.
EliminarSeguro que tendréis oportunidad de visitar París con más calma, es digna de visitar.
Ya me he pasado por vuestro blog. Muchas gracias.
Saludos.
Cada imagen que has puesto es un recuerdo magnífico de París. La mayoría de lugares los conozco pero siempre queda algo por ver como la preciosa sala ovalada de la Biblioteca Nacional. Tengo ganas de volver!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Teresa,
EliminarGracias por tu comentario.
María Teresa, me alegra que el post te traiga buenos recuerdos. La sala ovalada la descubrimos curioseando por las instalaciones de la biblioteca. Merece la pena.
Un abrazo.
Gran post Víctor, con algunos de los lugares imprescindibles en cualquier visita a París! Me encnatan esas fotos y tu forma de contarlo!! Un saludo
ResponderEliminarVaya, mira que he estado varias veces en París y nunca se me ha ocurrido entrar a la biblioteca, tiene muy buena pinta. La verdad es que ver tantas pastelerías a esta hora me esta volviendo a levantar el apetito, qué ricos están la pastelería parisina!!! Un abrazo!!! ;-)
ResponderEliminarBuenas Tocayo!
ResponderEliminarQue bueno!! hay tres sitios que no conocía.. y el que más me llama es la biblioteca.
La plaza Vendome merece la pena verla sin obras y con un tiempo mejor... La columna y sus relieves me encantan!
Espectacular París... Yo no conocía el jardín de la Tullería y tengo que decir que me ha encantado la foto. La próxima visita a Paris no me lo perderé. Espero, eso sí, que el tiempo sea un poquito más benevolente conmigo, ya que en primavera tiene que ser precioso. Excelente post!!
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