El Pan de Azúcar, una panorámica de Río

    El Pan de Azúcar, uno de los iconos de Río de Janeiro, es un morro situado a 396 metros sobre el nivel del mar y visible desde varios puntos de la ciudad. Fue descubierto por el navegante portugués André Gonçalves en 1502. Sobre el origen del nombre dos son las versiones históricas que existen, la denominación Pau-nh-açuqua, que significa alto, puntiagudo y aislado en lengua tupi, atribuída a los indios tamoios que habitaban en el otro lado de la bahía de Guanabara y la otra teoría que  proviene de la forma que durante los siglos XVI y XVII adoptaban los bloques de azúcar para ser transportados en barco a Europa, en la época del apogeo del comercio de la caña de azúcar.

DATOS PRÁCTICOS SOBRE EL PAN DE AZÚCAR

En la estación del bondinho

   La primera premisa para visitar el Pan de Azúcar es buscar un día en que el cielo esté despejado para poder disfrutar de sus privilegiadas vistas desde su altura. Nosotros realizamos un primer intento el día antes, pero las nubes poblaban el cielo, acumulándose sobre uno de los miradores, así que nos conformamos con dar un paseo, muy recomendable, por la pista Claudio Coutinho, de 1,25 km de longitud,  el sendero bordea el Morro de Urca y el Pan de Azúcar y  tiene su punto de inicio en la playa Vermelha y optamos por dejar la ascensión para el día siguiente.

Varios son los omnibus que conectan la ciudad con el barrio de Urca, a pocos metros de la parada, caminando en línea recta, se encuentra la estación del bondinho, situada antes de llegar a la playa Vermelha. El centenario teleférico es de dos tramos, el primero une playa Vermelha con el Morro de Urca y el segundo tramo entre el Morro de Urca con el Pan de Azúcar, el precio es de 53 reales y admiten el pago con tarjeta de crédito y de débito. Las colas son inevitables, pero si vas con niños, en Brasil siempre  hay una taquilla preferente que te evita hacer cola. Otra opción más económica, pero de fuerte subida es el camino que se inicia a los pocos metros  de la pista Claudio Coutinho  hasta lo alto del Morro de Urca y de ahí coger el segundo tramo del bondinho hasta el Pan de Azúcar.

ASCENDIENDO AL MORRO DE URCA

 

Vista de Botafogo desde el teleférico

    En la estación de playa Vermelha cogimos el bondinho, con gran ilusión, el cielo estaba despejado y desde lo más alto las vistas tenían que ser espectaculares. En la parada del bus en Urca habíamos conocido a un matrimonio español que se habían venido a Brasil con la esperanza de encontrar trabajo, escapando de la crisis que vive nuestro país, viajaban acompañados de sus hijos pequeños, les acompañamos a la taquilla especial con lo que conseguimos evitar hacer la cola general, al sol. En el breve trayecto del funicular que dura apenas  tres minutos, en los que  recorres 575 metros y se asciende hasta los 220 metros de altura hasta llegar al Morro de Urca, a pesar del corto viaje da tiempo a disfrutar de las vistas desde el teleférico acristalado, Botafogo con su amplio puerto y playa y detrás el Concorvado con la omnipresente imagen del Cristo Redentor, todo ello siempre que no os de miedo  las alturas...

Botafogo con su amplio puerto y playa, al fondo el Corcovado

El legendario teleférico centenario

   Al llegar al Morro de Urca, nos sorprendió gratamente los diferentes servicios que ofrece la visitante el Morro, cafetería, tiendas de souvenirs, una sala audiovisual en la que se expone la historia del bondinho que hacía un año había cumplido su primer centenario y  que exhibe objetos curiosos conmemorativos. También se encuentran los legendarios teleféricos de 1912 que ascendieron por primera vez al Pan de Azúcar. Hasta un helipuerto donde tienes la opción de contratar un recorrido en helicóptero para ver la ciudad de Río de Janeiro desde otra perspectiva. Y cómo no,  los miradores donde contemplamos el barrio de Botafogo y su peculiar forma de ensenada, repleto de embarcaciones naúticas y la playa del barrio, que se encontraba casi vacía al estar prohibído el baño por su contaminación. Y detrás el Corcovado con el Cristo Redentor y una de las muchas favelas que cuelgan de los morros de Río de Janeiro.

En la sala audiovisual se exponen curiosos objetos de la historia del bondinho

El helipuerto en el Morro de Urca con vistas privilegiadas

 

     Paseamos tranquilamente por la pasarela del Morro hacia otro de los miradores, donde contemplamos la imperdible montaña del Pan de Azúcar y la bahía de Guanabara con sus características formas rocosas y todo ello rodeado de un paraje natural, boscoso y tropical, con pequeños monos capuchinos entre los árboles, que sorprendían a los visitantes con sus divertidas cabriolas.

Mono capuchino en el bosque tropical del Morro de Urca

Vista del Pan de Azúcar y de las formaciones rocosas de la bahía de Guanabara rodeado de un bello paraje natural

SUBIENDO AL PAN DE AZÚCAR

 

Camino del Pan de Azúcar en teleférico

    Nuevamente cogimos el funicular que nos iba a llevar al Pan de Azúcar, en tres minutos se asciende hasta 396 metros de altura. El Morro también cuenta con tiendas de souvenirs y cafeterías donde disfrutar del día soleado y de las vistas sentados en sus terrazas.  Nada más llegar nos asomamos a uno de los miradores que da al oeste de la ciudad, de nuevo las vistas son espectaculares, en primer término el Morro de Urca, que acabábamos de visitar, con su tupida vegetación tropical, el barrio de Botafogo y al fondo el parque nacional de Tijuca con el Corcorvado y el Cristo Redentor, una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo.

Vistas desde el Pan de Azúcar

 

Vistas desde el sendero que rodea el Pan de Azúcar

     Otro de los alicientes del Morro, además de las maravillosas vistas, es la posibilidad de dar un paseo  por el sendero que bordea el Pan de Azúcar con una exuberante vegetación tropical y con vistas a la costa de Guanabara.
Mientras recorríamos con parsimonia el Pan de Azúcar nos fuimos asomando a las diferentes terrazas,  la belleza  de la costa de Guanabara con sus peculiares formas montañosas. Y en otro de los balcones, las vistas del sur de Río de Janeiro con la famosa playa de Copacabana con sus 4 km de longitud y la pequeña y acogedora playa Vermelha.

A la izquierda de la foto la playa de Copacabana y a continuación la acogedora playa Vermelha

Vistas de la bahía de Guanabara desde el Pan de Azúcar

PASEANDO POR LA PISTA CLAUDIO COUTINHO

   

La pista Claudio Coutinho

   Como complemento a la visita al Pan de Azúcar es muy recomendable hacer una pequeña ruta de senderismo por la pista Claudio Coutinho, que debe su nombre a un antiguo entrenador de la selección de fútbol de Brasil. El paseo abierto al público por los militares a finales de los años 80, tiene una distancia  de 1,25 km, se inicia en uno de los extremos  de la Playa Vermelha y bordea el Morro de Urca y el Pan de Azúcar, yendo paralelo a la costa. En el camino se pueden ver pequeños monos capuchinos, que a diferencia de otros monos que habíamos visto en la India o en Indonesia, estaban muy tranquilos, no intentaban subirse encima tuya o quitarte la comida. También se pueden ver entre los árboles revoloteando pájaros de vivos colores y mariposas de gran tamaño y todo ello en medio de un bello paraje natural tropical. El paseo se hace muy entretenido, mientras  caminas y entre la espesa vegetación, se vislumbra la costa.

Mono capuchino en el camino

Vista de la costa desde el paseo