Atardecer en Ipanema

    Uno de los momentos mágicos, inolvidables, que se pueden vivir en Río de Janeiro, es el atardecer en una de las playas más emblemáticas de la Ciudade Maravilhosa, la playa de Ipanema. Cuando el sol lentamente se va ocultando por el Morro Dois Irmaos , se crea una de las postales más bellas de Río, envuelta en un juego de luces que se refleja sobre las embravecidas aguas del Océano Atlántico.

LA PLAYA DE IPANEMA, UN ESPACIO MULTICOLOR Y AMBIVALENTE

   Los cariocas sienten auténtica devoción por las playas, las más famosas y concurridas, Copacabana donde se mezclan turistas, locales, chicos de las favelas que sueñan con llegar a ser estrellas del fútbol, gays con  esculturales cuerpos y mujeres con minúsculos bikinis y la playa de Ipanema, más elitista y lugar perfecto para contemplar el atardecer desde uno de los parajes naturales más bellos de Río.

    Disfrutamos de la Playa de Ipanema, pero no íbamos en busca de un rayito de sol para broncearnos, si no para vivir el increíble ambiente que se respira en la playa, no hay momento para el aburrimiento, es un constante trasiego de vendedores ambulantes ofreciendo a los bañistas los más varipintos objetos que uno puede buscar en una playa , desde  bikinis hasta gambas listas para comer...y el omnipresente culto al cuerpo.

ATARDECER EN LA PUNTA DE ARPOADOR

    La Punta de Arpoador, lugar privilegiado para ver el atardecer en Río, es una punta rocosa que se adentra en el mar,  situada al final de la playa de Ipanema y aunque no es de difícil acceso, sí hay que tener cuidado en no dar un mal paso entre las rocas. Por el día se dan cita pescadores, parejas de enamorados y turistas, cámara en ristre, fotografiando las mejores instantáneas de la playa de Ipanema  enmarcadas con la imagen icónica del Morro Dois Irmaos y al atardecer con la fascinante puesta de sol, conviven en armonía turistas y locales que hacen de esta roca un lugar mágico e irrepetible.

 
   Los fines de semana la Ponta do Arpoador se convierte en un hervidero de gente y animado punto de encuentro de los cariocas, música en directo,  puestos de comida y bebida, artesanía...un incesante flujo de locales y visitantes se concentran en Ipanema, hasta se llega a cortar un carril del tráfico para que tenga cabida toda la gente que se reúne en el paseo de la playa y que buscan hacer deporte, charlar, compartir una bebida o simplemente caminar y unirse a la fiesta que siempre está asegurada.

 



 
 

  Mientras disfrutábamos del ambiente festivo, éramos testigos de un momento único que perdurará para siempre en nuestra memoria, delante de nuestros ojos el cielo se iba  tornando en colores anaranjados, sobre un fondo añil a la vez que el sol se iba ocultando lentamente tras  el morro  tiñendo de un juego de colores las olas del Océano Atlántico...

    Era el momento del atardecer, la  hora en que los últimos bañistas que se resistían a abandonar la playa se pusiesen a recoger para irse, mientras otros subían hasta la roca de Arpoador  para sentarse y relajarse, un pequeño paréntesis para dejar la mente en blanco y contemplar el atardecer, mientras unas lucecitas se vislumbran al fondo, son las luces de las favelas que se empiezan a encender cuando comienza a caer la noche...