Salé, la ciudad tradicional, aquella a la que no llegan los turistas y donde el tiempo parece haberse detenido definitivamente, ha sabido conservar las costumbres, la cultura y religiosidad frente a su
vecina la europeizada capital de Marruecos, Rabat, de la que le separa algo más que el puente de Hassan que une físicamente ambas ciudades. La austeridad, la forma de vestir con la tradicional chilaba y la espiritualidad están presentes en cada rincón de esta sorprendente ciudad que nos ha cautivado.
UN PASEO POR LA MEDINA
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Vista de Salé |
Atravesamos, con expectación por lo que nos íbamos a encontrar, la muralla que data del siglo XIII y que rodea a la medina por la monumental
Puerta de entrada Bab Mrisa, la más bella puerta de las que
dan acceso a la ciudad antigua, la medina. La bienvenida no se hace esperar, es calurosa, los niños nos sonríen y hasta las mujeres que recogen agua en la fuente no dudan en posar para la cámara.
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Puerta de entrada Bab Mrisa |
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Mujeres que recogen agua posando |
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Paseando por la Medina |
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Callejeando por la medina |
Callejeamos por la
Medina, colores, olores, sensaciones que vamos experimentando a cada paso, los oficios tradicionales que aún perduran, el carpintero, el costurero, el herrero... que nos dan la bienvenida. A Salé no llegan los turistas, y es algo que percibimos en nuestro recorrido, no nos encontramos con ningún extranjero. La medina es auténtica y a diferencia de otras visitadas anteriormente está hecha por y para la población local.
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El costurero |
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El zapatero |
En nuestro caminar nos llama la atención las bellas puertas de alguna de las casas, el picaporte en alguna de ellas se convierte en un amuleto para alejar a los malos espíritus de las viviendas, en otras la mano de Fátima se coloca en la puerta por el mismo motivo.
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Bella puerta con la mano de Fátima |
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Amuleto en el picaporte para alejar los malos espíritus |
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Café en la zona moderna |
Continuamos caminando hasta llegar a la parte moderna, la medina está dividida por una avenida, cafés que ofrecen la postal típica de hombres sentados en las terrazas, tomando un café y observándote con curiosidad, una bonita plaza y enfrente de la misma la biblioteca municipal, el bibliotecario que hablaba francés, algo poco usual en Salé, no duda en acercarse hasta nosotros y enseñarnos con orgullo el interior del edificio, los fondos de la biblioteca provienen de la donación de una familia adinerada de la ciudad, en el recorrido por el edificio destaca una importante colección de manuscritos propiedad de esta familia de alta cuna de Salé.
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Plaza con palmeras en la parte moderna |
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La biblioteca de Salé |
Reanudamos la visita a la Medina atravesando el
Zoco del Oro donde llama la atención la laboriosidad del trabajo de alguna de las joyas expuestas en los escaparates y en especial los conjuntos de tiara, collar, pendientes, brazalete y fajín que se venden para una ocasión especial, las bodas.
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El zoco del Oro de Salé |
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Joyas en un escaparate del zoco del Oro |
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Vendedor de frutas y hortalizas en la medina |
Callejeamos por las estrechas callejuelas de la medina siendo testigos de las escenas cotidianas, el vendedor de huevos, el costurero, el zapatero, el vendedor de jabones, que nos reciben con los brazos
abiertos mientras nos explican chapurreando alguna palabra en francés, su oficio.
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Costurero en la medina de Salé |
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El vendedor de jabones |
LA MADRAZA, UNA JOYA DEL ARTE MERINÍ
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Puerta de entrada a la madraza |
En la rue Aoba el medersa se encuentra la
Madraza de Abul Hasan, la antigua escuela coránica, orgullo de la dinastía meriní, construída en el siglo XIV. Previo pago de 10 dinhares accedimos a su interior por la hermosa puerta con arco de herradura apuntado. Qué difícil es explicar con palabras la belleza que esconde su interior !! un pequeño patio central porticado, profusamente decorado con estucos de yeso y artesonado de cedro con incrustaciones y en mitad del patio no puede faltar la pequeña pila, el agua siempre presente como elemento característico del arte árabe. Quedamos absortos ante tal belleza del arte meriní y mientras nos preguntábamos cómo ha l
legado hasta nuestros días en tan buen estado de conservación.
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Detalle de la decoración de la Madraza |
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El bello artesonado de la escuela coránica |
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El patio central porticado |
En el patio se alza la bella sala de oraciones, con el mihrab ricamente decorado y que orienta a los fieles para orar hacia la Meca.
A continuación, subimos con cautela por la angosta y empinada escalera que da acceso a las dos plantas superiores donde pequeñas celdas servían de morada para los jóvenes estudiantes del Corán.
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La sala de oraciones con el Mihrab |
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En las plantas superiores con las celdas |
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Detalle de las pequeñas celdas que servían de morada a los jóvenes estudiantes |
Y la terraza, una de las gratas sorpresas de la visita a la madraza, con increíbles vistas de la ciudad, sus tejados de color verde que sobresalen, símbolo del Corán y por encima de ellos se alza el alminar de la Gran Mezquita anexa a la Madraza.
Otra de las perspectivas que se tienen desde la terraza, son los tejados de las casas de Salé con su
característica antena parabólica, omnipresente en el mundo árabe.
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Vistas desde la terraza con los tejados verdes y el alminar de la Gran Mezquita |
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Vista de Salé desde la terraza |
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Puerta de entrada al Morabito |
Muy cerca de la Gran Mezquita se encuentra el
Morabito del patrono de la ciudad,
Sidi Abdallah ben Hassoun, levantado en su honor en el año 1013. Intentamos, sin éxito, entrar en el interior del
mausoleo, pero fue imposible al estar reservado sólo para los musulmanes. Aún así, desde una de las ventanas conseguimos echar una ojeada a su interior, en una sala descansa una urna donde reposan los restos del patrono.
Y finalizamos la visita a Salé de la mejor manera posible, degustando un delicioso zumo en una de las zumerías de la ciudad antigua.
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Urna donde reposan los restos del patrono de Salé |
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Dando buena cuenta de un zumo |
Un bonito paseo fotográfico por la antigua República de Salé, fundada por los últimos moriscos expulsados de España, los de la localidad extremeña de Hornachos, que se hicieron con el control de la kasbah en ruinas y, en lugar de disolverse como comunidad, se hicieron fuertes allí, hasta el punto de ser, incluso, reconocidos a nivel diplomático por algunas grandes potencias de su tiempo (británicos, holandeses)...
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por el apunte histórico sobre la antigua República de Salé.
EliminarSaludos.
Encantadora ciudad, de esas que merecen la pena visitar!! Me ha recordado un poco a Essaouira, una ciudad portuaria encantadora! Genial post!! Un saludo
ResponderEliminarGracias por el comentario y Felicidades por el nuevo proyecto.
EliminarMarruecos cuenta con sorprendentes ciudades, Essaouira, Salé...que merecen mucho la pena.
Saludos.
Que bonito se siente todo!
ResponderEliminarSaludos!
Gracias, Iciar !!
EliminarSaludos.
Que buenos recuerdos me trae leer tu post!!
ResponderEliminarA mi tambien me encanto ;)
Gracias por tu comentario.
EliminarMe alegra que el post te haya traído buenos recuerdos.
Saludos.
Bonitas fotos de un lugar , que parece fascinante
ResponderEliminarun saludo
Gracias, Bleid.
EliminarSalé, nos gustó mucho. Ha sabido conservar la tradición, a pesar del paso del tiempo.
Saludos.
Preciosas fotos. Una bonita ciudad con mucho que visitar.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, cincuentones por vuestro comentario y vuestras palabras.
EliminarSaludos.
Sin duda la Madraza de Abul Hasa se da un cierto aire a la Alhambra, de hecho me suena que lo citaste en uno de tus mensajes por facebook o twitter y tienes toda la razón.
ResponderEliminarCon lo cerquita que tenemos Marruecos y aún no hemos estado, tiene delito...
Gracias, José Carlos.
EliminarEl interior de la madraza nos recordó a la Alhambra de Granada, fue sin duda una auténtica sorpresa.
José Carlos, anímate a visitar Marruecos, las ciudades imperiales, Fez, Marrakech, Meknes, merecen la pena.
Saludos.
No conozco Salé, se ve más tranquilas en cauto turistas que las ciudades más conocidas, la tengo en pendientes desde hace tiempo. Preciosas las fotos ¿cómo haces para que se dejen fotografiar? normalmente ponen mala cara. Un saludito.
ResponderEliminarGracias, Caliope.
EliminarEn Salé, primero intentábamos empatizar y luego pedir permiso para hacer la foto. Por lo general, no te ponían pegas, en Rabat ya era otra historia...
Saludos.
Esta es la Marruecos que me gustaría conocer! Aún no he tenido la suerte de estar en este país, y creo que lo reservaré para cuando Vera tenga un pelín de conciencia... aunque con las ganas que tengo de visitarlo no se si aguantaré... jejejeje
ResponderEliminarLa Madraza preciosa! En comparación a otras que he visitado, está parece de juguete por lo pequeña que parece!
Un abrazo!
Tocayo, la ciudad de Salé es el Marruecos auténtico, donde aún se conserva la tradición.
EliminarLa Madraza de Salé es preciosa, muy bien conservada, toda una sorpresa.
Un abrazo.