Hurghada, a orillas del Mar Rojo

   Hurghada, antiguo pueblo pesquero situado a orillas del Mar Rojo en Egipto, ha sabido conservar las tradiciones, a pesar de haberse convertido en un centro turístico de primer orden, en especial por el espectacular arrecife de coral que atesora su rico fondo marino y que atrae a amantes del buceo venidos de todos los rincones del mundo.

Pero, Hurghada es algo más que una ciudad volcada en el turismo de playa y submarinismo, cuenta con un centro histórico conocido con el nombre de El Dahhar donde destaca la Gran Mezquita, una cuidada iglesia copta, bulliciosos zocos tradicionales, cafés donde fumar shisha... y que íbamos a ir descubriendo poco a poco, a pesar de que suelen pasar desapercibidos para la mayoría de los viajeros que visitan la ciudad.

   Iniciamos la visita a Hurghada en la Gran Mezquita, un poco alejada del centro histórico,el exterior es espectacular, dos colosales minaretes que se erigen hacia el cielo flanqueando la hermosa cúpula que preside la mezquita, todo el conjunto arquitectónico está revestido de mármol blanco, cuyas tonalidades van cambiando según se refleje la luz del día sobre la fachada.

La Gran Mezquita de Hurghada con la luz del atardecer

La sala de oración de la Gran Mezquita de Hurghada

    No dudamos en acceder al interior de la Gran Mezquita, permitido para los no musulmanes, salvo cuando llaman a la oración. La sala de oración está muy cuidada, se encuentra dispuesta en arcos sobre columnas y donde destaca la quibla, la pared que orienta a los fieles musulmanes para rezar hacia la Meca, para diferenciarla del resto de paredes se abre un pequeño ábiside llamado mihrab y a su lado el mimbar, a imagen y semejanza del púlpito cristiano. Pero, lo que más nos llamó la atención fue la gran belleza de su cúpula.

La sala de oración dispuesta en arcos sobre columnas, sobre la pared el mihrab

La cúpula de la Gran Mezquita de Hurghada

 

    Uno de los atractivos del centro histórico de Hurghada, al que se llega caminando en línea recta desde la mezquita, son sus tradicionales mercados frecuentados sólo por la población local y situados en los alrededores de la estación de autobuses. Iniciamos la visita en el mercado de pescado, un pequeño mercado en que se agolpan numeroso puestos, en los que exhiben su mercancia, pescado fresco y marisco dispuesto para la venta y que se caracterizaban por su aspecto rudimentario, teñido de cierta dejadez y donde la limpieza del mercado brillaba por su ausencia.

Puesto de pescado en el mercado de Hurghada

Panorámica del mercado de pescado en Hurghada

 
 

Ali con un amigo en el mercado de frutas de Hurghada

    A pocos metros, se halla el mercado de frutas y hortalizas, un sinfín de puestos atestados de mercancía y donde nos convertimos en el foco de atracción, al ser los únicos occidentales que estábamos visitando el mercado, ello provocó cierto revuelo, ya que todos los vendedores se querían hacer una foto con nosotros,  aguantamos como pudimos pero tuvimos que irnos sin profundizar mucho en la visita, hartos de tanta popularidad.

La mejor manera de completar la visita a El Dahar es tomarse un delicioso zumo de naranja en uno de los numerosos puestos, mientras observas el devenir diario de la población local.

Vista del mercado de frutas y hortalizas de Hurghada

Niños en el mercado de frutas y hortalizas de Hurghada

    Otra de las visitas recomendables en El Dahar es la Iglesia ortodoxa, que se encontraba fuertemente custodiada por la convulsa situación que atraviesa Egipto. Su fachada exterior está dominada por dos torres y una cúpula de color banco. El interior del templo se caracteriza por su sencillez y donde nos llamó la atención el hermoso retablo situado en el altar en la que están representados Jesús y los doce apóstoles en la Última Cena.

Iglesia ortodoxa en Hurghada

El retablo de la Iglesia ortodoxa en Hurghada

 

     Al atardecer, nos adentramos en el corazón de Hurghada, al que no llegan los turistas, calles repletas de comercios en los que se venden todo tipo de mercancías, especias, souvenirs, ropa, perfumes...alternándose con restaurantes y pastelerías, en nuestro paseo en busca de un ciber donde conectarnos a internet, nos encontramos con un bullicioso mercado al aire libre sólo frecuentado por locales y a pocos metros la Mezquita del barrio. Y mientras desde el primer piso de un ciber observábamos la incesante actividad del mercado y cómo los fieles entraban en la Mezquita con la llamada a la oración, desde internet nos llegaban inquietantes noticias sobre la convulsa situación que estaba viviendo el país.

Mercado y al fondo la Mezquita en el corazón de Hurghada

Vista del Mercado de Hurghada desde una terraza

 


 
   No puede faltar en Hurghada una visita a sus playas, algunas de ellas privadas, en las que te recibe sus aguas transparentes de color azul turquesa, y en las que puede practicar snorquel o bucear en su fondo marino con su increíble arrecife de coral, uno de los más espectaculares del mundo. 

Las playas de Hurghada, al fondo los minaretes de la Gran Mezquita y las torres de la Iglesia Ortodoxa

Disfrutando del buen tiempo de Hurghada en diciembre

     

    En nuestro caso nos decantamos por el snorquel, una pequeña embarcación provista con visores de cristal desde los cuales podíamos observar durante la travesía el fondo marino, que por su riqueza parecía que estabas navegando sobre un jardín, el recorrido nos llevó mar adentro y desde donde pudimos disfrutar de su sensacional fondo marino, nadando en sus cálidas aguas.

Travesía por Hurghada en una pequeña embarcación

Fondo marino de Hurghada