El Lago Atitlán y sus pueblos

    El Lago Atitlán, el lago más bello del mundo, en palabras del escritor inglés Aldous Huxley, que lo comparaba con el lago italiano de Como y no le faltaba razón, Con una extensión de 18 km, en sus orillas se levantan tres impresionantes volcanes, Atitlán, Tolimán y San Pedro. El bello lago está salpicado de doce pequeños pueblos pintorescos, con nombres bíblicos y que han sabido conservar tradiciones milenarias, a pesar de la amenaza de la modernidad, como Santa Catarina, San Antonio Palopó, San Lucas Tolimán, Santiago Atitlán, San Pedro, San Juan, San Pablo, San Marcos Santa Cruz La Laguna.

Panajachel, la puerta de entrada al Lago Atitlán y a sus pueblos tradicionales

 
   Panajachel, o Pana, como lo conocen los locales, considerada la puerta de entrada al Lago Atitlán y a sus pequeños pueblos tradicionales, fue nuestra base para explorar estas tierras del Altiplano.

Restaurantes, hoteles, tiendas, se aglutinan entorno a la arteria principal que conforma la calle Santander y que da vida al pueblo más turístico y menos auténtico del Lago Atitlán, pero que ofrece unas increíbles vistas del Lago Atitlán y de los tres Volcanes, en un entorno de serena belleza.

 

    En el centro histórico de Panajachel, a donde no suelen llegar los turistas por estar alejado del centro neurálgico del pueblo, destaca la Iglesia de San Francisco, de estilo colonial, con una bella portada de piedra. Accedimos a su interior, que se encontraba engalanada, al celebrarse en esos momentos una boda. A pocos metros de la Iglesia, se halla el Mercado tradicional, que se celebra a diario.

 

    Si se dispone de tiempo en Panajachel, es recomendable acercarse a la Reserva Natural, un tranquilo paseo desde el centro del pueblo, de unos 30 minutos, al que se asoman miradores, donde poder hacer un alto en el camino para contemplar las majestuosas vistas del Lago Atitlán y de los Volcanes, que lo vigilan, nos condujo a la entrada de la Reserva.

    En la Reserva Natural de Panajachel se pueden realizar dos rutas, una primera la de los Puentes Colgantes, que dura sobre una hora, sencilla de realizar, atravesando cataratas, cafetales, bosques de encinos y puentes colgantes, alguno de ellos, se movía más de la cuenta...En el camino, hay una plataforma para observar monos, mapaches y tejones y los puedes ver con suma facilidad.

El precio de la entrada a la Reserva Natural de Pana son 65 quetzales e incluye también el acceso al Mariposario.   Para los amantes de las emociones, se puede practicar canopy, 220 quetzales- 350 quetzales.

 

    La segunda ruta en la Reserva Natural, nos lleva a la orilla de una playa privada. En el inicio de la ruta, hay un interesante mariposario, si quieres vivir la experiencia de caminar acompañado de decenas de mariposas volando a tu lado, no te lo puedes perder. Caminamos por el sendero, durante unos veinte minutos, atravesando  nuevos puentes colgantes, hasta finalizar en una pequeña playa salvaje, en la que lo más destacable son las vistas al hermoso Lago Atitlán.

Santiago Atitlán y Maximón, el dios de los mayas

 

    Para visitar los pueblos tradicionales que jalonan el Lago Atitlán, hay que acercarse al embarcadero de Panajachel. Una lancha pública nos acercaría en 30 minutos al sur del Lago para visitar Santiago Atitlán,emplazado en las faldas de los Volcanes Tolimán, Atitlán y San Pedro, antiguo poblado del reino Tz´utujil, conserva su personalidad y cultura tradicional.

 El trayecto en barca te permite tener excelentes panorámicas de los Volcanes, que se alzan en la otra orilla y de las aguas límpidas y serenas.

Las lanchas públicas salen cuando se llenan, ni horarios ni prisas. El trayecto de Panajachel a Santiago Atitlán cuesta 25 quetzales, 15 quetzales los locales.

 



    Al llegar al muelle de Santiago Atitlán, subimos por la calle de las Artesanías, salpicada de galerías de pintores locales, autodidactas, talladores de madera que realizan esculturas y souvenirs y artesanos textiles con sus afamados bordados.

     Al final de la calle de las Artesanías, giramos a la izquierda hasta llegar al Parque Central, donde se encuentra su colorido Mercado, que se celebra todos los días, aunque los días de más actividad son los viernes y domingos cuando la calle se cierra al tráfico y se llena de vendedores con productos locales y regionales. Si visitas el mercado puedes ver a hombres y mujeres ataviados con el traje típico, caracterizado por los bordados de aves combinado con rayas y en tonos morados, costumbres y tradiciones del pueblo Tz´utujil.

    A pocos metros del mercado, en la Plaza Central se levanta la Iglesia de Santiago Apostol, de estilo colonial, una de las más antiguas y bellas de los pueblos que salpican el Lago Atitlán, data de 1582. En la plaza de la iglesia, llama la atención la cruz de atrio que se levanta enfrente de la Iglesia y que es de la época colonial, también es interesante el graderío que conduce a la entrada de la Iglesia y la portada con galería porticada.

Su interior, de una sola nave, y en el que destacan las curiosas imágenes de santos ataviados con trajes típicos mayas,Tz´utujil, mezcla entre la fe católica y las creencias precolombinas y manifestación del sincretismo religioso.

   


    Maximón, la deidad maya, el gran abuelo de los Tzutujiles, venerado por la Cofradía de la Santa Cruz, la más importante de Santiago Atiltán, una tradición que se remonta quinientos años atrás y que no puedes dejar de visitar.

Con curiosidad nos acercamos a la casa donde la Cofradía, venera a Rilaj Maam, conocido como Maximón, para conocer al singular dios maya, que nos recibió ataviado con sombrero, corbatas y pañuelos anudados alrededor de su cuello y puro en la boca.

El horario para visitar a Maximón es de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Hay que dejar como contribución 3 quetzales por persona, 10 quetzales por cada fotografía y 50 quetzales por filmar en video.

 



    En la Cofradía de la Santa Cruz se practica el sincretismo religioso, junto a la deidad maya se venera también la imagen de la Santa Cruz. A diario, Maximón es visitado por turistas, creyentes y sacerdotes mayas que le traen como ofrendas puros, alcohol, ropa, sombreros,...y hacen la "costumbre" para pedir por la salud, fortuna e incluso deseos para los enemigos.

La Cofradía de la Santa Cruz, guardián de Maximón, es itinerante, cada once de mayo cambia de casa.

Regresamos a Panajachel en la barca pública, las aguas serenas del viaje de ida dieron paso a aguas embravecidas, haciendo acto de presencia Xocomil, el dios del viento, que nos hizo desistir de seguir visitando más pueblos tradicionales.

Sololá y su mercado tradicional

    Sololá, uno de los pueblos más tradicionales del Altiplano, situado a sólo 9 km de Panajachel, y al que se puede llegar fácilmente en chicken bus por una carretera no apta para cardíacos. Es recomendable visitarla los días de mercado, martes y viernes, cuando se celebra un colorido y tradicional mercado, sólo para locales, y donde te puedes encontrar desde puestos de frutas y verduras hasta las mercancías más extrañas como piedras al peso. Pero, lo más  llamativo es la colorida y adornada vestimenta tradicional de sus vendedoras, los huipiles, la estampa más vibrante de la población indígena guatemalteca.