Doi Suthep, fundado en 1383 por el
rey Keu Naone para albergar una reliquia de Buda, un hueso del hombro. Cuenta
la leyenda que un monje errante de Sukhothai compró el hueso al reino de Lanna
y en la base de la montaña lo rompió en dos trozos, uno de ellos sirvió para
consagrar el templo de Suan Dok y el segundo fragmento fue depositado sobre un
elefante blanco sagrado, que deambuló por la selva hasta que murió, en ese
lugar se mandó construir el templo. Hoy en día en todas las escuelas de Chiang
Mai se enseña a los niños la leyenda de la fundación del templo.
Wat Phra That Doi Suthep, más conocido como Doi Suthep está enclavado a 13 km de Chiang Mai, en lo alto de la colina de Doi Suthep, a 1676 metros de altura, 306 escalones flanqueados por las colas de dos dragones separan la zona comercial de la entrada al templo, uno de los más venerados en el norte de Tailandia y lugar de peregrinación budista. El wat es ejemplo de la bella arquitectura del norte de Tailandia.
Para llegar a Doi Suthep
utilizamos los songthaew, las furgonetas
compartidas de color rojo, el medio de transporte utilizado habitualmente por
locales y turistas en Chiang Mai. Una primera furgoneta nos acercó hasta el Zoo de Chiang Mai, a pocos
metros de la entrada del zoo parten continuamente, aunque hay que esperar a que
se llenen, los songthaew que ascienden vertiginosamente por la empinada y
sinuosa carretera hasta llegar a lo alto
de la colina de Doi Suthep.
Antes de acceder a la escalera que conduce al templo, se encuentra una amplia zona comercial, repleta de puestos de artesanía y de comida local, donde hacer un alto en el camino. Dejamos atrás la zona comercial, para ascender por la monumental escalera compuesta de 306 escalones y flanqueada por los bellos mosaicos de las colas de dos dragones, también existe la opción de realizar la subida utilizando el funicular. La subida por la hermosa escalera se encontraba, en esos momentos, repleta de peregrinos y turistas, en un incesante ir y venir en dirección al templo.
A la entrada del templo, nos da la bienvenida el mítico elefante blanco protagonista de la leyenda de la fundación del Wat Phra That y unos pasos más adelante, bailarinas de danza tailandesa, que danzan con los brazos y piernas creando armoniosas figuras, mientras mantienen erguido el cuerpo y la cabeza.
Recorrimos la amplia terraza que rodea al wat, salpicada de pequeños santuarios, jardines en los que descansan estatuas de buda en diferentes posiciones, imágenes de elefantes, esculturas de monjes budistas de gran realismo y de fondo, el tintineo de las campanas.
Nos asomamos a una terraza, un excelente mirador se alza en el templo con las mejores vistas de la colina de Doi Suthep y al fondo la ciudad de Chiang Mai, eso sí cuando el tiempo lo permite.
Accedimos a la terraza interior, después de descalzarnos, donde se encuentra el bello Chedi dorado, que alberga la reliquia de Buda. Observamos a la multitud de peregrinos que daban vueltas alrededor de la hermosa pagoda en un ambiente de recogimiento, paz y religiosidad por el que te sientes embargado, para posteriormente depositar flores de loto y ofrendas en los pequeños santuarios que rodean el Chedi y que albergan imágenes de Buda en diferentes posiciones.
Otro de los elementos llamativos de la terraza es el hermoso parasol dorado, símbolo de la independencia de Chiang Mai de Birmania y su posterior unión a Tailandia. El día soleado, lleno de luz, lo hacía brillar más y lucir aún más bello.
Me vine encantada del viaje a Tailandia
ResponderEliminargracias por la informacion y siempre con la buena onda y esas sonrisas un abrazo amigos
Gracias, Alejandra.
EliminarMe alegra que hayas disfrutado del viaje a Tailandia, un país increíble.
Un abrazo.