El Castillo de San Felipe de Barajas en Cartagena de Indias, la construcción militar española más grande del Nuevo Mundo, enclavada en el Cerro de San Lázaro, a 40 metros de altura sobre el nivel del mar, domina el cordón amurallado del bello centro histórico de Cartagena y su bahía interna.
Antaño guardián de Cartagena de Indias por la Puerta de la Media Luna, la única entrada al cordón amurallado por tierra. La fortaleza está conformada por una plaza de armas y un complejo de 6 baterías, emplazadas en diferentes niveles y comunicados entre sí por una red de túneles subterráneos, que buscan proteger a la ciudad de los ataques marítimos y terrestres.
El Castillo de San Felipe de Barajas en Cartagena declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984, recibe su nombre en honor al rey español Felipe IV y por el título nobiliario de los condes de Barajas.
La construcción de las fortificaciones de Cartagena fue un proceso lento a lo largo de la historia debido a los temporales que azotaban la costa y los combates que las debilitaban.
También, el arte de la guerra fue evolucionando por lo que ingenieros de la época rediseñaban y reforzaban los planos de las defensas. Levantadas con enormes bloques de piedra, se cree que fueron extraidos de los arrecifes coralinos por esclavos negros.
Un poco de historia
Desde la fundación de la bella Cartagena de Indias por Pedro de Heredia en 1533, las autoridades españolas tuvieron la idea de fortificar la ciudad, su puerto era el acceso para el continente, la entrada a los territorios del Nuevo Mundo ricos en oro.
En 1656 en lo alto del Cerro de San Lázaro se levantó una construcción en forma de bonete, el Gobernador español Francisco de Murga se encargó de conseguir la financiación para el inicio de las obras, bajo la supervisión de Pedro Zapata de Mendoza, Gobernador de Bolivar
Atacada en el año 1697 por las tropas franceses capitaneadas por el Barón Pointis, la fortificación sufrió graves daños en su estructura.
En 1725 la fortificación fue reconstruida, modificada y reforzada por Herrera. Posteriormente, en 1741 los ingleses bajo el mando de Eduard Vernon asediaron la ciudad, defendida heroicamente por los cartageneros liderados por Blas de Lezo, que muy inferiores en efectivos lograron repeler el ataque inglés.
Finalmente, en 1798 Antonio de Arévalo completó la fortificación con 63 cañones.Recorriendo el Castillo de San Felipe de Barajas
Desde Cartagena de Indias, se puede llegar fácilmente caminando, en un paseo de unos diez minutos. Una vez adquiridas las entradas, 17.000 pesos, ascendimos la empinada cuesta del Cerro San Lázaro que da acceso a la entrada a la fortificación, conformada por un fuerte, que defiende Cartagena y un castillo formado por el bonete que domina el cerro.
En su interior destacan las seis baterías, que reciben los nombres de la Redención, la Cruz, Santa Bárbara, San Carlos y los Doce Apóstoles, el Hornabeque y San Lázaro, distribuidas estratégicamente a lo largo del fuerte y comunicadas entre sí por una sorprendente red de 890 metros de túneles subterráneos, llenos de cajas de ventilación, que transportan el aire fresco. La fortificación está considerada la obra más destacada de la ingeniería militar española de su época.
Lo más bonito de la visita es el castillo, el bonete, la primera sección de la fortificación que fue construida, dominando el Cerro de San Lázaro durante más de cien años. Las vistas desde el bonete son espectaculares, presididas por Bocagrande y el Cerro de la Popa, donde se alza en lo más alto, el convento de la orden de los agustinos.
La pequeña fortificación del Pastelillo
A pocos minutos caminando del Castillo de San Felipe de Barajas se encuentra la fortificación del Pastelillo y hasta allí se dirigieron nuestros pasos después de la visita al Castillo. Hoy en día, alberga las instalaciones de un selecto club náutico, pero su interior aún conserva los vestigios de su pasado defensivo, baterías de cañones con las mejores vistas de Bocagrande.
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