Marigot, un toque francés en Saint Martin

  Saint Martin, la isla amigable, está dividida en dos zonas, la sur perteneciente a Holanda, cuya capital es Philisburg y considerada como un paraíso para los amantes del shopping. Pero, el principal aliciente de la parte holandesa no son sus lujosas y exclusivas tiendas, sino Maho Beach, una pequeña playa donde podemos disfrutar de un espectáculo único, ver como los aviones sobrevuelan la playa, a pocos metros de nuestras cabezas, para aterrizar en el aeropuerto Princesa Juliana, colindante con la playa. En esta ocasión, nos acercaríamos a descubrir la zona francesa y su cosmopolita capital Marigot, que aún conserva casas tradicionales del siglo XIX y guarda en lo más alto de la ciudad, los vestigios del Fuerte Luis, del siglo XVIII.

    Desembarcamos, sin demora, en el puerto de Philisburg para acercarnos caminando al centro. Otra opción es tomar un water taxi, que por 4 dólares te acerca al Wathley pier a escasos metros del centro. En poco más de quince minutos llegamos a Front street, la calle principal y comercial de Philisburg, la capital de la parte holandesa de Saint Marteen, repleta de tiendas y restaurantes, siempre animada y llena de gente y donde se levanta uno de los edificios históricos de la ciudad, el Palacio de Justicia, coronado por una piña, símbolo de hospitalidad, sucesivamente restaurado tras los huracanes que en ocasiones azotan a la isla caribeña. A pocos metros, en la calle paralela de atrás, Back street, es de donde salen las vans que comunican Philisburg con los principales puntos de interés de la isla.

    No tuvimos que esperar mucho para tomar la van, precio 2 dólares, que nos iba a acercar a Marigot, la capital de la zona francesa de Sain Martin. En el camino, de aproximadamente treinta minutos, la furgoneta va haciendo diferentes paradas en un continuo devenir de locales que suben y bajan de la van. Desde la ventanilla de la furgoneta pudimos observar a ambos márgenes de la carretera, la incesante actividad en la vida diaria de la población local.

    La van nos dejó en la rue de Hollande, a la entrada de Marigot. No hay que caminar mucho para alcanzar la rue Republique, la calle más bella de Marigot, salpicada de casas históricas del siglo XIX, algunas de ellas rehabilitadas, pintadas en alegres colores, construidas en madera y con porche. Caminamos por la animada calle, deteniéndonos en el número 6 donde se encuentra el Museo Galería del pintor sir Roland Richardson, el artista local pinta y exhibe sus obras en su interior, todas ellas muestran escenas de la vida cotidiana, paisajes o retratos de lugareños, en las que intenta transmitir el espíritu caribeño a través de esa luz que tan bien capta utilizando una paleta de colores vivos y alegres. Accedimos al interior de la restaurada casa del siglo XIX, de estilo criollo, donde fuimos recibidos calurosamente por la esposa del pintor. No dudamos en visitar por libre las diferentes dependencias y el pequeño jardín de la casa, en ellas se exponen las obras de Richardson, llenas de luz y color. El artista exhibe y explica su magna obra todos los jueves.

   Dejamos atrás la rue de la Republique para caminar hasta el puerto de Marigot, un colorido mercado de artesanía local al aire libre nos da la bienvenida. 

En el puerto se encuentran fondeados varios veleros, mientras sus tripulantes hacen acopio de provisiones en Marigot, desde allí contemplamos una hermosa imagen, como en lo más alto de la colina, el Fuerte Luis guarda la bahía de Marigot desde el siglo XVIII.

  Seguimos la ruta por Marigot ascendiendo por la empinada colina de Fort Louis road, en su inicio se encuentra la Iglesia católica de 1941, con fachada pintada de color vainilla, nos tuvimos que conformar con observar el templo desde el exterior, ya que en esos momentos el acceso a su interior se encontraba cerrado.

    Continuamos la  ascensión hasta llegar a lo más alto de la colina, donde se levantan los vestigios del Fuerte Luis, construido en 1789 por Jean Sébastien de Durat para proteger los almacenamientos de caña de azúcar, sal, café y ron de los ataques piratas.

   El histórico fuerte, presidido por la bandera francesa, aún conserva tres baterías de cañones, que recuerdan la heroica defensa de la ciudad de Marigot de los ataques de los ingleses durante el siglo XIX. Varios son los miradores desde donde contemplamos la bella estampa de Marigot y su bahía. Y a lo lejos, se pueden divisar los aviones aterrizando en Maho Beach.