Hemos viajado nuevamente a Egipto, con la ilusión de nuestra primera vez, porque el patrimonio histórico que alberga es tan inmenso que nunca te va a dejar de sorprender. Y así pasó con Abu Simbel, a pesar del madrugón, el largo viaje y las hordas de turistas, cuando te encuentras delante de la icónica fachada del Templo de Ramsés II, enmudeces y sobran las palabras, por un momento, te evades de todo lo que te rodea y te sientes trasladado al Antiguo Egipto, protagonista de alguno de los relieves grabados en su interior.
Pero si Abu Simbel es una de las máximas atracciones turísticas de Egipto, hay otros lugares desconocidos como Edfu, en el que los visitantes pasan de puntillas, camino de su conocido templo de Horus, pero sin detenerse a conocer el pueblo donde está enclavado. Paseamos por sus calles, pobladas ya de gente, a pesar de la hora temprana que era, unos ocupados en sus tareas cotidianas y los más mayores, sentados alrededor de un té o de una tertulia, poco acostumbrados a ver caminar turistas por sus calles, te acogen con los brazos abiertos, te abren sus casas y te invitan a compartir un té con ellos.
Pero nuestro viaje comenzó en Luxor y el hilo conductor de nuestro recorrido fue el Nilo a través de su Valle, una franja fértil de tierra que se nutre del río Nilo, dejando atrás el terreno árido y desértico característico de esta zona. Entorno al Valle del Nilo, se agolpan los campesinos que siguen cultivando sus tierras como antaño y habitando pequeñas aldeas de casas de adobe, pintadas en alegres colores, un paisaje multicolor que pespuntea ambas orillas, entre templos y monumentos que se asoman a las orillas del Nilo.
En Luxor, nos esperaban los templos de Luxor, Karnak y el Valle de los Reyes, la necrópolis tebana. El templo de Karnak, de grandes dimensiones, es fruto de las ampliaciones que fueron añadiendo faraón tras faraón, para así dejar su huella. Su sala hipóstila, formada por 134 columnas grandiosas que se elevan al cielo es espectacular. En la Antiguedad, un paseo flanqueado por esfingues, unia este templo con nuestra siguiente visita, el templo de Luxor, construído a orillas del Nilo y ubicado en el corazón de Luxor, se entra al templo por la fachada obra de Ramsés II, sus estatuas monumentales y el obelisco, es un anticipo de lo que nos ofrece esta visita.
Después de una parada en Edfu, navegamos por el Nilo camino del templo de Kom Ombo, más modesto que los otros templos del Valle, se encuentra ubicado a orillas del Nilo, data de la época ptolemaica y está dedicado a Horus y a Sobek, protagonistas de los relieves que decoran su sala hipóstila y el resto del templo.
Nuestro último destino en el Valle es Asuán, más tranquila y relajada que Lúxor, su corniche es protagonista de una incensante actividad, justo detrás se esconde el zoco, al atardecer es el mejor momento para visitarlo, tiendas que ofrecen todo tipo de mercancias y teterías se alternan sucesivamente, dejando espacio para una mezquita. Un paseo en faluca, característica embarcación de vela, por las aguas del Nilo, nos permitió acercarnos a otros lugares de Asuán, situados en la otra orilla.
En nuestra estancia , tuvimos tiempo para conocer los secretos de la elaboración de las esencias de los perfumes y la aplicación de algunos aromas de forma terapeútica, visitando una casa de perfumes.
Asuán constituye una buena base para visitar los templos situados a orillas del Lago Nasser, como el legendario Abu Simbel.
Nuestra última parada en Egipto, ha sido El Cairo, su caótico y congestionado tráfico, nos recibió a nuestra llegada desde el aeropuerto. Visita ineludible, son las Pirámides y la esfinge de Giza, que guardan en silencio su historia. La panorámica que ofrece las siluetas de las tres pirámides erigidas sobre las arenas del desierto es el sueño de cualquier viajero, una imagen imborrable que pasa a formar parte de la memoria de los grandes viajes.
Al atardecer, es el mejor momento para acercarse al centro de El Cairo y a su bazar, Jan Al Jalili, en su laberinto de calles se venden todo tipos de objetos, las especias perfuman el ambiente, mientras los vendedores intentan atraer los clientes. Enfrente se encuentra la Mezquita Al Azhar que acoge una universidad de estudios coránicos y cuyo interior se puede visitar, justo detrás se encuentra un pequeño mercado al que acuden locales para sus compras, puestos de zumos naturales, alguna tetería y un mercado de frutas y verduras completan la oferta.
Nos despedimos de El Cairo, visitando la Ciudadela de Saladino, un conjunto de museos, mezquitas y edificaciones militares. La mezquita de Al Nasir Mohamed, de estilo mameluco, se levanta a la sombra de la Mezquita de Mohamed Ali que se alza majestuosa, de estilo otomano, con una gran cúpula y dos alminares. Las terrazas situadas a la salida de la mezquita ofrecen unas espectaculares panorámicas de El Cairo.
A un corto paseo a pie, se encuentra la Mezquita del Sultan Hassan, de estilo mameluco, su bello interior se abre a un hermoso patio presidido por una fuente cubierta con cùpula de madera. Y cruzando la calle se encuentra la Mezquita de Al Rifai, también de estilo mameluco, muy popular entre los locales.
Hola! Sabes como está el tema del visado de multiple entrada? Es que en agosto camos a ir a Egipto, pasamos a Jordania y volvemos a egipto. Si nos puedes atudar te lo agredeceriamos mil!!
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