Cuando anochece, hay que regresar al Bund, hacerse hueco entre los cientos de personas que se agolpan en el paseo, y disfrutar del momento mágico del día, los edificios comienzan a iluminarse y empieza el espectáculo de luz que ofrecen los rascacielos de Pudong, una sinfonía de luz y color que ilumina el horizonte, un skyline impresionante que se asoma al río Huangpu y que se extiende varios kilómetros. Por un momento, las luces tienen un efecto hipnotizante que atrae tu mirada, te emocionas por estar ahí y ahora, por vivir ese instante tan especial del que te sientes protagonista.
Poco queda del viejo Shanghai, las casas de planta baja se han ido diluyendo entre los rascacielos. A pesar de ello, encontramos algunas calles y callejones flanqueadas por casas de una o dos plantas que acogen en sus bajos el comercio tradicional, tiendas que venden cremalleras, puntillas, útiles de ferretería o incluso lazos y que se alternan entre modestos restaurantes de los que emanan olores de sus burbujeantes cacerolas a los que nuestro olfato occidental está poco acostumbrado. Nos adentramos en alguno de los callejones que conforman pequeñas comunidades de vecinos para ver cómo viven y confirmar que las múltiples coladas tendidas en la calle y en los lugares más extraños, desde una señal de tráfico o el verde de un parque, son su seña de identidad .
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Casas en el Viejo Shanghai |
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Callejón en el Viejo Shanghai |
Aunque han ido desapareciendo, tuvimos la suerte de visitar un mercado de insectos y plantas, una extraña mezcla de grillos, cigarras, saltamontes, peces y bonsais se exponen en los mostradores de este curioso mercado. Anteriormente habíamos buscado otro en Tianzifang, pero éste ya había desaparecido y había sido sustituido por un mercado con puestos de comida, cafés y tiendas de artesanía.
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Mercado de insectos |
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Bonsais en el mercado de Shanghai |
Cerca se encuentra la Concesión Francesa, un trozito de Francia en el corazón de Shanghai, próximo a la ciudad antigua, gracias a un acuerdo firmado con el Gobierno de China. La arquitectura europea de sus casas, las diferencian del resto de la ciudad, allí vivieron separados por tan solo unos metros, Sun Yat-Sen, primer presidente de la República China y Zhou Enlai, primer ministro de la RPC y Ministro de Asuntos Exteriores, sus casas se pueden visitar, nosotros lo hicimos y recomendamos hacerlo, es una forma de acercarte a la historia del país que estás visitando.
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Residencia de Sun Yat-Sen |
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Casa de Zhou Enlai |
No podemos abandonar la zona antigua de Shanghai sin visitar el Bazar y jardín Yuyuan, un inmenso espacio para el ocio, donde se agolpan múltiples tiendas y restaurantes, en torno al Jardín Yuyuan, un hermoso y tranquilo jardín salpicado de salones edificados durante la dinastía Ming, la bella casa de té Huxingting y el templo del dios de la ciudad, completan el conjunto que representa la China más tradicional
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Jardines Yuyuan |
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Vistas de Yuyuan y de la casa de té Huxingting |
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Casa de té Huxingting |
Paseando por Shanghai, es fácil encontrarse con algún parque, pequeños bosques en medio de una gran ciudad y que alcanzan una gran importancia para sus habitantes pues los utilizan como espacios lúdicos, en ellos se reúnen los fines de semana, no solo para cantar o bailar, sino también para otras actividades tradicionales como buscar marido o mujer para sus hijos, sobre un paraguas anuncian el perfil del candidato, una sorprendente práctica que se realiza todos los fines de semana en People Square.
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Padres buscando marido o mujer para sus hijos en People Square |
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Jardín en Shanghai |
En Shanghai se conservan pocos templos, pero siempre es una experiencia recomendable visitarlos. Nosotros escogimos el Templo de la ciudad, de la dinastía Ming, diferente a otros que habíamos visitado y de ahí radica su encanto y el Templo de Jing´an, un refugio de espiritualidad budista entre los rascacielos que lo rodean.
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Templo de la Ciudad |
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Templo Jing an |
Si quieres ir de compras, en Shanghai hay múltiples opciones, centros comerciales en cualquier rincón de la ciudad y las calles Huaihai y Nanjing, la calle comercial más conocida de la ciudad, diez kilómetros de extensión que exhiben la oferta más variada de productos y que alcanza su máximo esplendor, cuando cae la noche en la ciudad y las luces de neón de las tiendas se encienden, la calle cobra una nueva vida de color que alegra al visitante.
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´Nanjing road, calle comercial |
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Luces de neón en Nanjing |
La calle Nanjing desemboca en el Bund, un vestigio del pasado colonial de Shanghai, una hilera de edificios señoriales antiguas sedes de hoteles, bancos y oficinas y que hoy día se conservan y constituyen un bello marco a orillas del río Huangpu, pero hay que cruzar a la otra orilla, nosotros lo hicimos en el ferry que comunica ambos lados, un corto pero hermoso paseo, para conocer Pudong, el Shanghai futurista, un mar de rascacielos que se extiende hasta donde alcanza la vista. Un skyline impactante que alcanza su momento mágico, cuando cae la noche y que es el más bello que hemos tenido la oportunidad de conocer, después del de
Singapur,
Hong Kong,
Tokio, Nueva York o
Chicago.
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Bund, vestigio colonial en Shanghai |
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Vistas de Pudong |
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El espectacular skyline de Shanghai al atardecer |
Una vez allí, hay que subir a alguno de los miradores que existen para contemplar la inmensidad de la ciudad, esas panorámicas impresionantes que sólo se obtienen desde las alturas, nosotros subimos hasta el piso 87 de la Torre Jinmao.
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Vistas desde el piso 87 de la torre Jinmao |
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Vistas desde el ferry que une Bund con Pudong |
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Pudong de noche |
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