A orillas del río Nilo, sobre una colina se levanta el Templo de Kom Ombo, de la época ptolomeica, un templo singular, el único templo doble del Antiguo Egipto, en el que se adoraba a Horus, dios halcón y a Sobek, divinidad con cabeza de cocodrilo. Al atardecer, es el mejor momento para visitar el templo cuando la luz tiñe de colores anaranjados el templo, resplandeciendo los relieves policromados que decoran el santuario.
Nos acercamos en faluca para contemplar desde el Nilo la grandiosidad del templo de Kom Ombo, las vistas desde el río son imponentes, emerge de la nada en medio de un área desértica, casi parece un espejismo. La construcción del templo comenzó con Ptolomeo VI en el siglo II A.C. y fue finalizado por Ptolomeo I en el siglo I A.C. La influencia romana en el templo es palpable, en el año 30 A.C. el emperador Augusto incorporó el pilono, que flanquea la entrada principal en los templos del Antiguo Egipto.
El Museo del Cocodrilo situado a pocos metros del Templo, fue inaugurado en 2012, en su interior se encuentran momificados varios cocodrilos. Divinizado en el Antiguo Egipto y representado en el Templo por Sobek con cabeza de cocodrilo. En las catacumbas del santuario fueron descubiertos varios cocodrilos momificados. Se accede con la misma entrada del Templo, pero si se quiere hacer fotografías en su interior hay que pagar una entrada adicional.
El templo de Kom Ombo tiene la particularidad de ser el único templo doble del Antiguo Egipto, todo en el santuario es doble, dos pilones, dos entradas, dos patios, dos salas hipóstilas y dos santuarios porque por una parte se adoraba a Horus, que representa el bien y por otra a Sobek, símbolo del mal.
Atravesamos el pilono por el que se accede al templo, a pesar de que se encuentra en ruinas, aún se pueden admirar los grabados, inscripciones y relieves, plagados de simbología, conservando alguno de ellos restos del policromado, que decora bellamente sus paredes y columnas. No pasan desapercibidas las columnas de las salas hipóstilas que se alzan majestuosas sobresaliendo de la estructura del templo, sus fustes tallados con lotos y papiros, y en los que se representan escenas rituales, la consagración del templo y la purificación del rey en presencia de Horus y Sobek. Una maravilla, que descubre los secretos del Antiguo Egipto.
En el exterior del Templo podemos observar un nilómetro, su función era medir el nivel de las aguas del Nilo, para estimar cuanta cosecha se recogería en los campos de cultivo y así fijar los impuestos a pagar por los campesinos.
En la visita al santuario nos encontramos con curiosidades como las escenas que relatan el sistema numérico utilizado en el Antiguo Egipto y a Imhotep, dios de la medicina con el instrumental quirúrgico utilizado en la época y que no difiere mucho del que se usa hoy en día. Un libro abierto, tallado en piedra que se convierte en una fuente de información valiosa para cualquier visitante con inquietudes por conocer algo más de aquella época.
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