Nuestro viaje a Corea comienza en Seúl, capital en coreano, una inmensa ciudad atravesada por el río Hangang y arropada por las montañas que la rodean. Una ciudad cosmopolita, moderna, con un gran pasado histórico ligado a la dinastía Joseon. Su huella está presente en los cinco palacios que alberga Seúl y en las puertas de entrada que se conservan de la muralla fortificada que protegía la ciudad.
La puerta Heunginjimun o puerta del Este, situada en Dongdaemun o la puerta Gwanghwamun, son algunas de las que podemos visitar, esta última es la puerta de entrada al Palacio Gyeongbokgung, principal palacio de la dinastía Joseon, un viaje al pasado que termina cuando cruzas esta puerta para salir y divisas la Plaza Gwanghwamun.
No muy lejos se encuentra Bukchon, un barrio residencial que conserva las casas tradicionales coreanas "hanok", un paseo por la Corea de ayer, encerrada en los muros de estas bellas casas alineadas entre estrechas calles. Recomendamos visitar la casa Baek in-je, una casa tradicional con jardin de 1907, sus dependencias se conservan amuebladas, desde las habitaciones hasta la cocina, es fácil de encontrar porque está señalizada y la visita es gratuita.
Si quieres acercarte a la cultura tradicional, Insadong acoge numerosas tiendas tradicionales, galerias de arte, antigüedades y casas de té, su encanto reside en sus calles comerciales, alguna de ellas peatonal.
A pocos minutos se encuentra el templo Jogyesa, un templo budista en el centro de la ciudad, algo poco usual en Corea. El pabellón principal concentra mucha actividad, siempre lleno de fieles celebrando alguna de las ceremonias que se suceden continuamente en el templo.
La plaza de Seúl, es un gran espacio abierto presidido por el Ayuntamiento, anexo se encuentra el edificio del antiguo ayuntamiento hoy Biblioteca de la ciudad que en su azotea alberga un mirador sobre la plaza. En un extremo se sitúa el Palacio Deoksugung, donde tres veces al día tiene lugar la ceremonia del cambio de guardia, la vistosidad de los uniformes y el ritual que llevan a cabo, aconsejan una parada. Cerca se encuentra el Arroyo Cheonggyecheon, un espacio que se ha recuperado y que se ha convertido en un agradable paseo en el centro de Seúl que se extiende algo más de ocho kilómetros.
No podemos abandonar Seúl, sin visitar sus mercados, el de Dongdaemun, en el puedes encontrar cualquier cosa o si prefieres probar la gastronomía local, el de Gwangiang ofrece multitud de puestos con una oferta variada, puedes degustar bindaetteok (tortita al estilo coreano) o gimbap (arroz y vegetales enrollados en alga), entre otras opciones.
A una hora en metro desde el centro de Seul se encuentra Suwon, un bus te acercará desde la estación de metro hasta el centro, la Puerta Paldalmun. Desde aqui es fácil llegar a una de las entradas a las murallas que rodean la ciudad fortificada, Patrimonio de la Humanidad, un paseo que bordea la ciudad y que puedes recorrer total o parcialmente, utilizando los diversos accesos que se reparten a lo largo de la muralla. Si te sobra tiempo puedes visitar el Palacio Real, en el centro de la ciudad.
En nuestro recorrido por Corea, atravesamos el país de norte a sur, a bordo de un tren que nos llevaría a Busan, ciudad costera, delimitada por la famosa playa Haundae y por el puerto. Su mercado callejero de pescado es un anticipo del Mercado Jalgachi, alojado en un edificio de varias plantas, en sus bajos acoge un amplio y variado mercado de pescado y marisco, preparado y listo para ser consumido en los restaurantes de los pisos superiores.
Situado al lado de un área comercial, las calles aledañas concentran las principales tiendas de ropa, calles cuidadas, salpicadas de pequeñas esculturas y ambientadas con música que propician un paseo agradable, tanto de día como de noche, debido al amplio horario comercial de sus tiendas, convirtiéndose en un foco de animación de la ciudad, que también acoge el BIFF Square, un espacio que recuerda la importancia del cine en la ciudad. Cerca se encuentra el Gukje Market, el mercado tradicional más importante de la ciudad y las escaleras mecánicas que conducen al Yeongdusan Park, presidido por la Torre de Busan.
Alejados de la ciudad, se encuentran dos de los templos más bonitos de Corea, para llegar hay que utilizar metro y después un bus que te acerca al Templo Beomesa, un templo budista ubicado en plena naturaleza, su paz y tranquilidad invita a la meditación y al Templo Haedong, la singularidad de su emplazamiento sobre un acantilado, le dota de un encanto especial.
Nuestro último destino en Corea es Gyeongju, antigua capital del reino de Silla, que ha dejado su huella en los múltiples túmulos funerarios que salpican la ciudad. Las tumbas de Daereungngwon, acoge las tumbas reales del reino de Silla, una de ellas, la de Cheonmaghong, se puede visitar y descubrir cómo eran los enterramientos de este reino.
Cerca se encuentra el bello paseo campestre que discurre entre plantaciones de diversas especies de plantas, desde la flor de loto hasta otras especies autóctonas adornan el camino que va desde el Observatorio Cheomseongdae, el observatorio astronómico más antiguo de Asia, hasta las cercanías del Estanque Anapji, lugar de ocio de los reyes de Silla, con sus jardines y Palacio, aunque hoy solo se conservan tres pabellones que han sido reconstruidos.
A cinco minutos se encuentra el Museo Nacional que, si se dispone de tiempo, merece una visita, en especial la sala donde se conservan las Coronas y joyas encontradas en las tumbas.
Por la noche, el puente Woljeonggyo, un puente cubierto edificado en el período del reino de Silla, ofrece una panorámica nocturna espectacular, situado al lado de la aldea de Hanok de Gyocho.
Y si hay hambre hay que visitar el Mercado nocturno de Jungang, varios puestos de comida ofrecen una rica y variada oferta de platos, abre hasta las doce de la noche y está muy animado, incluso se llegan a formar colas en alguno de los puestos.
El templo Bulguksa, se encuentra a cuarenta y cinco minutos en bus desde el centro de Gyeongju, construido en una montaña, el monasterio cuentas con varios pabellones, el acceso se ubica en los laterales del Templo, donde se sitúan las características dobles escaleras o puentes que comunica la puerta de entrada con el templo. Es uno de los templos más visitados de Corea, lo que hace imposible una visita tranquila, solo cuando se accede a los pabellones situados en lo más alto del templo, el ambiente es más relajado.
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