El Templo Fushimi Inari Taisha en Kioto

El templo Fushimi Inari Taisha, icono de Kioto y de Japón, un impresionante camino de miles de toriis, pintados en rojo bermellón, que parece no tener fin, asciende hasta la cima de la montaña. El santuario fundado en el año 711, está dedicado a Inari, dios del arroz, las cosechas, la prosperidad de los negocios y la seguridad de los hogares y las familias.

A pocos metros de la parada del bus, comienza el animado camino que se realiza entre una marea de gente que se dirige al templo y bordeado de un sinfín de puestos de comida y de souvenirs que atraen a los numerosos visitantes y  que nos conduce al templo Fushimi Inari Taisha, un santuario sintoista fundado en el año 711, donde destaca la Puerta Romon, la principal puerta de acceso al templo, donada en 1589 por el regente Toyotomi Hideyoshi, como agradecimiento por la curación de su madre. Justo detrás de la Puerta se encuentra el salón principal, Honden, consagrado a las cinco deidades del monte Inari.

Desde Kioto es posible llegar en bus o tren al Templo, la estación de tren y la parada del bus se encuentran a pocos minutos caminando del santuario. El camino de toriis que asciende por la montaña está abierto las 24 horas del día. Es uno de los Templos más populares de Japón, por lo que conviene visitarlo a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, aunque según vas ascendiendo por la montaña el número de visitantes va decreciendo, lo que te permite conseguir mejores fotos.

Detrás del templo, comienza un serpenteante camino que asciende por la montaña, alrededor de 10.000 toriis, puertas de color rojo bermellón, pintadas en este color porque simbolizan un amuleto contra las fuerzas de mal, salpicado de decenas de estatuas del zorro, mensajero del dios, alguna de ellas portando en su boca una llave, que alegoriza la llave del granero. Los toriis comenzaron a utilizarse ampliamente, como una ofrenda, a partir del comienzo del periodo Edo en Japón .

Un pasillo interminable de toriis que se funden con la naturaleza, a cada paso ofrecen geniales imágenes, una experiencia inolvidable, un lugar mágico donde perderse durante horas contemplando las puertas, la montaña y los sorprendentes santuarios con pequeños toriis donados por personas con menos recursos económicos, que jalonan la ascensión.

Los toriis son donaciones de empresarios y particulares, en la parte de atrás de las puertas figura en diferentes lenguas, el nombre del donante y la fecha de la donación. El importe va de los 400.000 yenes por el torii más pequeño hasta más de un millón de yenes por el más grande.

Según vas ascendiendo por el sendero que serpentea la montaña, decrece el número de visitantes, es el mejor momento para inmortalizar con la cámara la imagen de los toriis arropados por la naturaleza. Aunque es suficiente con recorrer un tramo para apreciar toda su belleza.