El año que se nos va, en Viajes

A punto de finalizar el año 2018, una vez más  echamos la vista atrás y hacemos memoria de todos los viajes que hemos realizado durante este último año, recordándolos con nostalgia y cariño porque cada uno de ellos es un trocito de El mundo a tus pies. En estos doce meses hemos viajado con todos los amigos del blog a sitios tan dispares como...








Comenzamos el año en la Cala de Finestrat, en la provincia de Alicante, en busca de tranquilidad, una forma de recargar las pilas para afrontar los nuevos retos que nos depararía el nuevo año y disfrutar de temperaturas más suaves y olvidarnos por unos días, de la bufanda, el gorro y los guantes.

También durante el mes de enero, nos fuimos a Madrid, para asistir a un clásico, Fitur, un imán para cualquier viajero, donde los destinos se agolpan y te hacen soñar con cada uno de ellos, momento también para reencontrarnos con amigos viajeros y dejarnos sorprender por algún rincón desconocido de la siempre animada capital de España.

A principios del mes de marzo, nos fuimos por tercera vez a Egipto, con la ilusión de la primera vez y es que cada viaje ha sido único e irrepetible, nos esperaba seguir descubriendo su inmenso patrimonio, sus templos llenos de historia. De Luxor a Asuan, desde la cubierta del barco contemplamos las escenas cotidianas que se desarrollan a orillas del Nilo  y  que parecen salidas del Belén. Cumplimos el sueño de visitar Abu Simbel, a pesar del madrugón y de escaparnos a hurtadillas del barco a las 3 de la mañana, cuando estás delante de las fachada del Templo de Ramsés II, olvidas cómo has llegado hasta allí. Finalizamos el viaje en la fascinante y caótica ciudad de El Cairo, que nunca deja de sorprenderte, un recorrido en taxi desde el hotel al centro de El Cairo, ya supone toda una aventura.

A finales del mes de marzo, nos estaba esperando Shanghai, nos asomamos al Bund para contemplar el espectacular skyline. Nos adentramos en el corazón de la ciudad antigua donde se esconde el bello Jardin Yuyuan diseñado durante la dinastía Ming, siguiendo el modelo de los jardines imperiales de Pekin. También tuvimos tiempo para pasear por Nanjing Road, la calle comercial más importante de la ciudad o acercarnos a People Square para adentrarnos en una de las costumbres singulares para un occidental, asistir a la búsqueda, que protagonizan los padres, de pareja para sus hijos
También nos escapamos a Hangzhou, con las maravillosas estatuas de Buda talladas en piedra en Feilai Peak, que conducen al templo Lingying y  el  encantador pueblo flotante de Zhujiajiao, surcado de canales a los que se asoman sus  tradicionales casas.

En el mes de abril, nos escapamos a León, para asistir a un congreso de turismo sostenible, y disfrutar de la capital leonesa con su magnífica Catedral gótica y sus esplendidas vidrieras, perdernos por su maravilloso casco antiguo o recorrer el Barrio Húmedo para tomar un vino o tapear. También visitaríamos las Cuevas de Valporquero, ubicadas en un lugar privilegiado, protegidas por la montaña leonesa , hay que atravesar las Hoces de Vegacervera para llegar a ellas, su interior es espectacular, un millón de años es lo que ha tardado la naturaleza en esculpir en sus paredes, columnas, coladas, estalactitas y estalagmitas.

Llegaron los meses de estío, y con ellos una nueva escapada internacional a Bulgaria, que nos sorprendió gratamente, tomamos de base Sofía, la capital búlgara, comunicada por sus tradicionales tranvías que discurren por el centro histórico, salpicada de hermosas iglesias ortodoxas y su Sinagoga, la mayor de Europa , cercana a los mercados en los que poder hacer un alto en el camino para degustar su gastronomía local,  para desde allí viajar hasta el bellísimo Monasterio de Rila, una maravilla arquitectónica, en medio de la naturaleza y la ciudad de Plovdiv, capital cultural europea en el año 2019,  que esconde un bello casco antiguo, trazado por calles medievales, estrechas y empinadas.

En verano nos escapamos nuevamente a la provincia de Alicante, en busca del buen tiempo, Villlajoyosa, donde asistimos una vez más a la tradicional Xocolatísima, Benidorm y Cala de Finestrat, donde practicamos snorquel para disfrutar de sus fondos marinos, fueron algunas de los lugares que visitamos en la costa blanca.

A finales de agosto, nos estaba aguardando Corea del Sur, allí atravesamos el país de norte a sur. Comenzamos la aventura en la capital, Seúl ligada a la dinastía Joseon que ha dejado su huella en a los cinco palacios y en las puertas de entrada que se conservan de la antigua muralla que protegía la ciudad, en la Plaza de Seúl late el corazón de la ciudad, rodeado de calles comerciales y no muy lejos, algún templo nos recuerda la devoción de sus habitantes, sin olvidarnos de sus animados mercados donde realizar alguna compra o probar su gastronomía.. Cerca de Seúl se encuentra Suwon, allí recorrimos la muralla, que rodea la ciudad fortificada, Patrimonio de la Humanidad y visitamos su Palacio. Un tren bala nos acercó a Busan, con su pintoresco mercado de pescado y marisco, Jalgachi, y su cuidado centro histórico, rodeado de animadas calles comerciales que te conducen hasta las escaleras de acceso a la Torre de la ciudad. En las afueras de Busan se encuentran los bellos templos de Beomesa y de Haedong, ubicados  ambos en emplazamientos privilegiados que les dotan de un encanto especial. Nuestro siguiente destino en Corea fue Gyeongyu, el antiguo reino de Silla, que conserva múltiples túmulos funerarios que salpican la ciudad, se puede visitar el interior de uno de ellos, la tumba de Cheonmachong,  y descubrir cómo eran los enterramientos del reino de Silla. Y la interesante visita al Templo Bulguksa, Patrimonio de la Humanidad.

Y llegó el invierno, en octubre nos fuimos a Zamora, la ciudad del románico, nos perdimos por sus estrechas callejuelas del centro histórico, salpicadas de iglesias románicas y palacios, que conducen a su bella Catedral rematada por su original cimborrio de estilo bizantino y protegida por la muralla.

Finalizamos el año visitando el sur de Marruecos, la ruta de las mil kasbahs nos estaba esperando . Iniciamos la ruta en Ouarzazate, dominada por su Kasbah Taourirt, allí alquilamos un coche que nos llevaría hasta el desierto, atravesando palmerales como los de Skoura, valles como el del Dades o gargantas como la del Todra, un camino salpicado de interesantes Kasbahs, de las que visitaríamos el Ksar de Ait Ben Haddou y la Kasbah de Ameridil ,  para desembocar en el desierto, cerca de Rissani, que celebra un curioso mercado tradicional de ganado. El desierto de Erg Chebbi, un inmenso mar de dunas doradas  que se embellece con la luz del atardecer y con el sabor de un té a la menta, un broche de oro para este viaje y para este año.

Y ¿ cómo se presenta el 2019 ?, os preguntaréis, intentaremos que sea un año viajero, pero el tiempo lo dirá...

Un abrazo y !!! Feliz 2019 !!!