Plovdiv, la segunda ciudad más importante de Bulgaria, acumula un gran poso histórico, fruto de los pueblos que la han poblando en la antigüedad y que han ido dejando su huella, tracios, macedonios, romanos, bizantinos...todos ellos han marcado el devenir de esta ciudad, influencia que aún pervive en algunos casos, creando este museo al aire libre que es Plovdiv. En 2019, Plovdiv está declarada capital europea de la cultura, un aliciente que se suma a los muchos que ofrece esta ciudad búlgara.
Plovdiv situada sobre seis colinas, un paseo por su encantador casco histórico nos descubre su historia, sus calles empedradas y empinadas son testigos mudos del continuo devenir de visitantes atraídos por su bella arquitectura y su rico pasado, un paseo por callejuelas estrechas a las que se asoman bellas casas renacentistas, con sus alegres fachadas, construidas por los adinerados habitantes de antaño y que recorren el laberíntico casco antiguo.
Llegamos a la estación Sur desde Sofía, tras dos horas de viaje, hay que girar a la derecha al salir de la estación y encaminarse al Boulevard Ivan Vazov que nos acercará al centro. La Plaza Central que aglutina el Odeón y el Ayuntamiento es un buen punto de partida para visitar Plovdiv. Desde aquí, se abre la calle peatonal Aleksander I, una animada calle comercial que nos adentra en el centro histórico, jalonada de bellas casas barrocas que acogen en sus bajos tiendas y restaurantes muy concurridos.
Paralela a ella, discurre la calle Otets Paisiy, más tranquila que la anterior pero igualmente llena de interés, bordeada de edificios modernistas y deliciosas tiendas, galerias de arte o acogedores cafés, al final de la calle, a la derecha, se ubica la Iglesia Sveta Marina, con su campanario de 17 metros. Vayamos por una calle u otra, nuestros pasos nos conducirán hasta el Estadio romano del siglo II, bien conservado, nos hace retroceder al pasado e imaginar la ciudad en época romana, pegado a ella se halla la Mezquita Dzumaya (1369), de la época otomana, una muestra de la influencia que han dejado los pueblos que la han poblado.
Para continuar la visita, podemos callejear por uno de los barrios de moda de la ciudad, Kapana, un barrio bohemio, donde se concentran establecimientos de artistas, tiendas de artesanía, pero también animados cafés y restaurantes. otra opción es adentrarnos en el casco antiguo por la calle Saborna, nuestros pasos nos llevaran por una calle empedrada y empinada, a la que se asoman edificios históricos que se irán sucediendo según avanzamos, la Vieja Farmacia nos dará la bienvenida a esta ruta entre bellas casas renacentistas, de fachadas coloristas y bellamente decoradas, hoy reconvertidas en museos o galerías de arte.
El final de la calle desemboca en Nebet Hill, un mirador de la ciudad con vistas privilegiadas. De regreso, podemos perdernos por las calles aledañas, callejuelas estrechas que esconden hermosos rincones, salpicados de bellas joyas arquitectónicas que admirar, la casa Balabanov, la casa Nedkovic o la casa Lamartin, son algunas de las más destacables.
Para continuar la visita, podemos callejear por uno de los barrios de moda de la ciudad, Kapana, un barrio bohemio, donde se concentran establecimientos de artistas, tiendas de artesanía, pero también animados cafés y restaurantes. otra opción es adentrarnos en el casco antiguo por la calle Saborna, nuestros pasos nos llevaran por una calle empedrada y empinada, a la que se asoman edificios históricos que se irán sucediendo según avanzamos, la Vieja Farmacia nos dará la bienvenida a esta ruta entre bellas casas renacentistas, de fachadas coloristas y bellamente decoradas, hoy reconvertidas en museos o galerías de arte.
El final de la calle desemboca en Nebet Hill, un mirador de la ciudad con vistas privilegiadas. De regreso, podemos perdernos por las calles aledañas, callejuelas estrechas que esconden hermosos rincones, salpicados de bellas joyas arquitectónicas que admirar, la casa Balabanov, la casa Nedkovic o la casa Lamartin, son algunas de las más destacables.
No nos podemos despedir de Plovdiv, sin visitar el esplendido teatro romano del S.II, ubicado en la ladera de una colina, su amplitud nos hace imaginar a la multitud que allí reunía en época romana, hoy, su buen estado de conservación permite que sea utilizado para eventos culturales.
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