Nuestra ruta por Polonia nos ha llevado desde ciudades poco conocidas como Katowice, en Silesia, una ciudad muy ligada a su pasado industrial, vinculado a la minería, sin apenas poso histórico, hasta Wroclaw, más turística, con su casco antiguo cuidado en torno a su monumental Plaza del Mercado y con una prestigiosa Universidad de la que han salido varios premios Nobel, sin olvidarnos de la Isla de la Catedral, a la que se accede cruzando uno de los numerosos puentes sobre el río Oder. Y en este viaje hemos descubierto la tradición popular polaca de los duendecillos que luchan contra la mala suerte, que hace que el centro histórico de Wroclaw esté salpicado de estas simpáticas figuritas de bronce. Estas dos ciudades sintetizan lo que hemos vivido en este viaje, dos ciudades diferentes que ofrecen distintos atractivos y sensaciones viajeras.
Katowice, capital de la provincia de Silesia, es una ciudad moderna, con un importante pasado industrial minero que ahora intenta abrirse al turismo. El corazón de la ciudad se ubica en un gran espacio abierto donde se concentra toda la actividad administrativa y cultural, en torno a la Plaza del Mercado, donde se levanta el Monumento a los insurgentes de Silesia (1967) y que nos hizo evocar recuerdos de nuestra visita al gueto de Varsovia, muy cerca del Teatro y a un paso del Ayuntamiento.
A pocos metros nos encontramos la calle Mariacka, la arteria principal de la ciudad, donde encontraremos bares y restaurantes, con animadas terrazas.
Muy cerca de Katowice, se encuentra la ciudad más bella de Polonia, Cracovia, que ya visitamos en un anterior viaje a Polonia, pero para los que no la conozcan, recomendamos hacer una escapada.
Wroclaw, sería la siguiente parada, su centro histórico está salpicado de simpáticas figuritas de gnomos que te conducen a la enorme Plaza del Mercado, abrazada por bellas casas burguesas de fachadas coloridas, presidida por su ayuntamiento gótico y a la sombra de la estilizada torre de la cercana Iglesia de Santa Isabel. Caminando hacia el río Oder, nos encontramos con la Universidad, un conjunto de edificios barrocos que encierran una joya, el Aula Leopoldina. Paseando a orillas del río, puedes atravesar uno de los 130 puentes que lo cruzan y ver la ciudad desde otra perspectiva, uno de ellos te lleva a la Isla Tumski, la parte más antigua de la ciudad y donde se ubica la catedral. Desde allí, y regresando a la otra orilla, no nos podemos olvidar de su mercado, Hala Targova, puestos de comida, frutas y verduras, carne o pescado en la planta baja y en la planta superior, textiles, souvenirs o útiles de bazar.
Swidnica, a pocos Kilómetros de Wroclaw, es fácil y accesible llegar a esta pequeña ciudad que cuenta con un especial atractivo, la Iglesia de la Paz, Patrimonio de la Humanidad, construida en madera y bajo especiales condiciones, su interior impresiona y abruma, ricamente decorada en estilo barroco, destaca el altar y los palcos bellamente ornamentados que le otorgan una atmósfera de teatro. En la visita a la ciudad, no hay que olvidar su Plaza del Mercado, presidida por el Ayuntamiento y la columna de la peste de estilo barroco y si queda tiempo, a pocos metros, la Catedral.
Poznan, sería otro de los destinos de este viaje, el aire europeo de sus calles, cafés y restaurantes esconde una encantadora Plaza del Mercado, siempre animada de día y de noche, rebosante de terrazas y de vida. Su ayuntamiento renacentista exhibe una bella fachada y una torre con carrillón que funciona todos los días a las 12 de la mañana y a sus pies, las coloridas casas de los mercaderes. Desde la Plaza se puede ver la roja fachada de la cercana Iglesia barroca de San Estanislao.
A las afueras de la ciudad, puedes visitar el Parque de la Ciudadela, donde se encuentran los emotivos cementerios de los soldados caídos en la II Guerra Mundial, en un extremo los del ejército rojo, en el otro el de los Aliados y en el medio el de los polacos. Igual que Wroclaw, cruzando un puente sobre el río Varta, llegas a la Isla de la Catedral, una Catedral llena de historia. Muy cerca se halla el mural en tres dimensiones que cuenta la historia del barrio de Srodka. Y si quieres practicar algún deporte acuático, el Lago Malta ofrece múltiples opciones.
Gliwice, sería el punto final de este viaje, la ciudad nos sorprendió gratamente, su calle principal, Zwyciestwa, jalonada de bellos edificios señoriales nos conducen a la Plaza del Mercado, más modesta y sencilla que la de Poznan o Wroclaw, pero con un encanto especial, sus casas porticadas pintadas de suaves colores, su ayuntamiento de tejas verdes y la fuente de Neptuno cierra el conjunto. Desde la plaza se divisa la alta torre de la Iglesia de todos los Santos, y en dirección contraria y a poca distancia de la plaza, su Castillo del siglo XII con una torre que formaba parte de las defensas de la ciudad y para finalizar la visita, a pocos metros, su Catedral en plenas obras de reforma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario